Filosofía y Arquitectura: Un mismo campo
Todo conocimiento está vinculado con algo más de una forma u otra. Una noción bastante aceptada es que por su propia naturaleza la arquitectura está vinculada y es reflejo del pensamiento y las características sociales de la época en que se desarrolla.
Cada momento en la historia tiene una característica que la hace especial o notorio de ese tiempo. Lo que pasa en el entorno afecta directamente distintas dimensiones. La arquitectura es un reflejo de esto.
Es una expresión visible de la cultura de una época, ésta evoluciona, no sólo en función de su pensamiento o estética, sino también gracias a las nuevas necesidades que el desarrollo va creando.
Aquí algunas de las más notorias evidencias entre las arquitectura, la filosofía y la historia.
Grecia Antigua-Filosofía Naturalista
Filósofos como Aristóteles, Platón o Sócrates elaboran nuevas y más complejas teorías, además de unir filosofía con otros ámbitos, como la biología o la física. Un ejemplo puede ser la comparación que hacen los jónicos (los de la región que ahora es Grecia) del mundo con un organismo. Es decir, unen la filosofía con la naturaleza.
En arquitectura sucede algo parecido. La simplicidad formal del dórico (forma elemental) evoluciona hacia una mayor complejidad con el jónico. El signo más evidente del cambio es la aparición de las volutas en las capitales.

Antigua Roma
La filosofía romana se caracteriza por su eclecticismo. Tenemos ejemplos como Cicerón, que se limitan a tomar pedazos de otras teorías para formar una propia. Sin embargo, surge una enorme primacía de la técnica: la retórica. El pueblo romano tiene necesidad de retóricos para juicios, intrigas e historias políticas, y no da tanta importancia a la filosofía.
En la arquitectura cambia y se pasa al campo de la ingeniería, sobre todo la civil. El Imperio tenía necesidad de ingenieros que garantizasen las comunicaciones, el control de las colonias y los transportes en el interior de su vasto territorio. Por ello, los romanos fueron grandes ingenieros, con obras como los baños de Caracalla o el acueducto de Segovia. Sin embargo, no desarrollaron ningún estilo arquitectónico propio.

Edad Media-Gótico
En la Alta Edad Media, empieza a surgir una nueva filosofía: la escolástica, que intenta unir la fe y la razón. La filosofía comienza a reflexionar sobre la revelación divina, en la Biblia; es decir, está caracterizada por un claro teocentrismo.
En la arquitectura, surge lo gótico, un nuevo estilo revolucionario que permite la construcción de catedrales altas con las que se pretende alcanzar a Dios. La relación con la escolástica va más allá́ de este teocentrismo. Las catedrales se convierten ahora en la “ciudad de Dios”, defendida con torres y almenas, según la visión descrita en el Apocalipsis. Los elementos se agrupan según un orden divino.

Racionalismo- Neoclasicismo
No se puede evitar que los hombres piensen y, en poco tiempo, surgen importantes movimientos, como la Ilustración, el empirismo y el racionalismo. Este último movimiento fue el que más influyó en el estilo arquitectónico conocido como Neoclasicismo.
Surgen grandes filósofos como Kant o Hegel. Kant defiende la supremacía de la razón y alaba las ciencias como las matemáticas y la física; ciencias puras, sólidas y con fundamento que avanzan. Hegel defiende el Estado a ultranza, y, al igual que Kant, considera a la razón lo superior.
Nace el Neoclasicismo: grandes edificios monumentales, sólidos como las grandes teorías, que cumplen las proporciones matemáticas y sirven de propaganda para los nuevos Estados que se crean y el imperialismo emergente. La finalidad de edificios como la Ópera de París o el Tribunal Superior de Justicia de Bruselas es dejar claro el poder del Estado y la Razón.

Marxismo, Utilitarismo-Arquitectura de Hierro
Surge la Revolución Industrial y se expande en el mundo al igual que el marxismo y el utilitarismo. La primera teoría fue aceptada por las clases poderosas y no reflejó su ideología en la arquitectura, excepto en los regímenes totalitarios comunistas, ya en el siglo XX. Por otro lado, el utilitarismo se basa en una filosofía con bases en la ciencia y en la técnica, que confía plenamente en el progreso de un modo positivista.
A pesar de que surge el Art decó, la arquitectura de esa época se caracteriza por el uso de la técnica con nuevos materiales, como el acero, el hierro o el vidrio. La sociedad industrial tiene nuevas necesidades: hacen falta edificios funcionales, espaciosos, prácticos y baratos para el progreso.

Momento de Crisis-Nuevas Tendencias
La sociedad del siglo XIX cambia, empieza el colonialismo y tras varias guerras, todo lo anterior queda olvidado.
En filosofía queda descartado el progreso y la racionalidad: surge la filosofía de la sospecha, nuevas tendencias que quieren romper con lo anterior: psicoanálisis, irracionalismo, inversión de los valores de Nietzsche.
En la arquitectura también se encuentra este patrón; el rechazo a lo establecido, la aparición de nuevas tendencias rompedoras, surge la Bauhaus (escuela de arquitectura alemana, cerrada años después por los Nazis), Le Corbusier surge al igual que el minimalismo y las líneas rectas de Mies. El brutalismo florece. Se puede comparar la inversión de los valores de Nietzsche con la que hace Le Corbusier: edificios separados del suelo, sobre pilotes, con ventanas horizontales por el simple hecho de que siempre habían sido verticales.


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