Santa Eulalia fue una joven cristiana que vivió en la ciudad de Barcelona (entonces llamada Barcino) durante el siglo III d.C., en la época de la persecución de los cristianos por parte del emperador romano Diocleciano.
Según la leyenda, Eulalia era una joven de apenas trece años que se convirtió al cristianismo y se negó a renunciar a su fe, incluso cuando fue amenazada con la tortura y la muerte. Se dice que Eulalia se presentó ante el gobernador romano y le dijo: "Soy cristiana y no temo morir por el nombre de Jesucristo". Ante su firmeza, el gobernador ordenó que fuera sometida a terribles torturas, incluyendo la quema de sus senos y el desgarramiento de su cuerpo con ganchos de hierro. Sin embargo, Eulalia se mantuvo firme en su fe y se negó a renunciar a su religión. Finalmente, fue condenada a morir decapitada en la cruz el 10 de diciembre del año 304.
La historia de Santa Eulalia se convirtió en una leyenda muy popular en Cataluña y el resto de España, y se la venera como una santa y mártir cristiana. La Catedral de Barcelona y varias iglesias en otras partes de España llevan su nombre y su imagen aparece en numerosas obras de arte religioso. Además, el 10 de diciembre se celebra la festividad de Santa Eulalia en su honor.
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