Mis poemas preferidos de RAUL GÓMEZ JATTIN
CANCIÓN DEL AMOR SINCERO
Prometo no amarte eternamente,
ni serte fiel hasta la muerte,
ni caminar tomados de la mano,
ni colmarte de rosas,
ni besarte apasionadamente siempre.
Juro que habrá tristezas,
habrá problemas y discusiones
y miraré a otras mujeres
vos mirarás a otros hombres
juro que no eres mi todo
ni mi cielo, ni mi única razón de vivir,
aunque te extraño a veces.
Prometo no desearte siempre
a veces me cansaré de tu sexo
vos te cansarás del mío
y tu cabello en algunas ocasiones
se hará fastidioso en mi cara
Juro que habrá momentos
en que sentiremos un odio mutuo,
desearemos terminar todo y
quizás lo terminaremos,
mas te digo que nos amaremos
construiremos, compartiremos.
¿Ahora si podrás creerme que te amo?
QUE TE VAS A ACORDAR ISABEL
Que te vas a acordar Isabel
de la rayuela bajo el mamoncillo de tu patio
de las muñecas de trapo que eran nuestros hijos
de la baranda donde llegaban los barcos de La
Habana cargados de…
Cuando tenías los ojos dorados
como pluma de pavo real
y las faldas manchadas de mango
Qué va
tú no te acuerdas
En cambio yo no lo notaste hoy
no te han contado
Sigo tirándole piedrecillas al cielo
Buscando un lugar donde posar sin mucha fatiga
el pie
Haciendo y deshaciendo figuras en la piel de la
tierra
y mis hijos son de trapo y mis sueños de trapo
y sigo jugando a las muñecas bajo los reflectores
del escenario
Isabel ojos de pavo real
Ahora que tienes cinco hijos con el alcalde
y te paseas por el pueblo con un chofer endomingado
ahora que usas anteojos
cuando nos vemos me tiras un “qué hay de tu vida”
frío en impersonal
Como si yo tuviera eso
Como si yo todavía usara eso
LOLA JATTIN
Más allá de la noche que titila en la infancia
Más allá incluso de mi primer recuerdo
Está Lola – mi madre – frente a un escaparate
empolvándose el rostro y arreglándose el pelo
Tiene ya treinta años de ser hermosa y fuerte
y está enamorada de Joaquín Pablo – mi viejo –
No sabe que en su vientre me oculto para cuando necesite
su fuerte vida la fuerza de la mía
Más allá de estas lágrimas que corren en mi cara
de su dolor inmenso como una puñalada
está Lola – la muerta – aún vibrante y viva
sentada en un balcón mirando los luceros
cuando la brisa de la ciénaga le desarregla
y el pelo y ella se lo vuelve a peinar
con algo de pereza y placer concertados
Más allá de este instante que pasó y que no vuelve
estoy oculto yo en el fluir de un tiempo
que me lleva muy lejos y que ahora presiento
Más allá de este verso que me mata en secreto
está la vejez – la muerte – el tiempo incansable
cuando los dos recuerdos: el de mi madre y el mío
sean sólo un recuerdo solo: este verso
DE LO QUE SOY
En este cuerpo
en el cual la vida ya anochece
vivo yo
Vientre blando y cabeza calva
Pocos dientes
Y yo adentro
como un condenado
Estoy adentro y estoy enamorado
y estoy viejo
Descifro mi dolor con la poesía
y el resultado es especialmente doloroso
voces que anuncian: ahí vienen tus angustias
Voces quebrada: ya pasaron tus días
La poesía es la única compañera
acostúmbrate a sus cuchillos
que es la única.
CASI OBSCENO
Si quisieras oír lo que me digo en la almohada
el rubor de tu rostro sería la recompensa
Son palabras tan íntimas como mi propia carne
que padece el dolor de tu implacable recuerdo
Te cuento ¿Sí? ¿No te vengarás un día? Me digo:
Besaría esa boca lentamente hasta volverla roja
Y en tu sexo el milagro de una mano que baja
en el momento más inesperado y como por azar
lo toca con ese fervor que inspira lo sagrado
No soy malvado trato de enamorarte
intento ser sincero con lo enfermo que estoy
y entrar en el maleficio de tu cuerpo
como un río que teme al mar,
pero siempre muere en él.
BURRITA
Te quiero burrita
Porque no hablas
ni te quejas
ni pides plata
ni lloras
ni me quitas un lugar en la hamaca
ni te enterneces
ni suspiras cuando me vengo
ni te frunces
ni me agarras
Te quiero
ahí sola
como yo
sin pretender estar conmigo
compartiendo tu crica
con mis amigos
sin hacerme quedar mal con ellos
y sin pedirme un beso.
EL DIOS QUE ADORA
Soy un Dios en mi pueblo y mi valle
no porque me adoren sino porque yo lo hago
porque me inclino ante quien me regala
unas granadillas o una sonrisa de su heredad.
O porque voy donde sus habitantes recios
a mendigar una moneda o una camisa y me la dan.
Porque vigilo el cielo con ojos de gavilán
y lo nombro en mis versos.
Porque soy solo.
Porque dormí siete meses en una mecedora
y cinco en las aceras de una ciudad.
Porque a la riqueza miro de perfil
mas no con odio.
Porque tengo un compadre
A quien le bauticé todos los hijos y el matrimonio.
Porque nací en mayo.
Porque mi madre me abandonó
Cuando precisamente más la necesitaba.
Porque cuando estoy enfermo
Voy al hospital de caridad.
ELLOS Y MI SER ANÓNIMO
Es Raúl Gómez Jattin todos sus amigos
Y es Raúl Gómez ninguno cuando pasa
Cuando pasa todos son todos
Nadie soy yo Nadie soy yo
Por qué querrá esa gente mi persona
Si Raúl no es nadie pienso yo
Si es mi vida una reunión de ellos
que pasan por su centro y se llevan mi dolor
Será porque los amo
Porque está repartido en ellos mi corazón
Así vive en ellos Raúl Gómez
Llorando riendo y en veces sonriendo
Siendo ellos y siendo a veces también yo blanco papel
A que gentes de otros ámbitos conocieran sus noches estrelladas
de espermas de fandangos cuando la Candelaria
y esa alma gentil y bondadosa de ustedes mis amigos
que saben con una botella de ron blanco
entre pecho y espalda
prometer este cielo y el otro Los amo más en el exilio
Los recuerdo con un sollozo a punto de estallar
en mi loca garganta He aquí la prueba
DESENCUENTROS
Ah desdichados padres
Cuánto desengaño trajo a su noble vejez
el hijo menor
el más inteligente
En vez de abogado respetable
marihuano conocido
En vez del esposo amante
un solterón precavido
En vez de hijos
unos menesterosos poemas
¿Qué pecado tremendo está purgando
ese honrado par de viejos? ¿Innombrable?
Lo cierto es que el padre le habló en su niñez de libertad
De que Honoré de Balzac era un hombre notable
De la Canción de la vida profunda
Sin darse cuenta de lo que estaba cometiendo
ME DEFIENDO
Antes de devorarle su entraña pensativa
Antes de ofenderlo de gesto y palabra
Antes de derribarlo
Valorad al loco
Su indiscutible propensión a la poesía
Su árbol que le crece por la boca
con raíces enredadas en el cielo.
El nos representa ante el mundo
con su sensibilidad dolorosa como un parto.
PÁJARO
En la clínica mental vivo
un pedazo de mi vida.
Allí me levanto con el sol
y entre tanto escribo
mi dolor y mi angustia.
Sin angustias ni dolores
ataraxia del espíritu
en que mi corazón
como una mariposa
brilla con la luz
y se opaca como un pájaro
al darse cuenta
de los barrotes que lo encierran.
CONJURO
Los habitantes de mi aldea
dicen que soy un hombre
despreciable y peligroso
Y no andan muy equivocados
Despreciable y Peligroso
Eso ha hecho de mí la poesía y el amor
Señores habitantes
Tranquilos
que sólo a mí
suelo hacer daño
UN PROBABLE CONSTANTINO CAVAFIS A LOS 19
Esta noche asistirá a tres ceremonias peligrosas
El amor entre hombres
Fumar marihuana
Y escribir poemas.
Mañana se levantará pasado el mediodía
Tendrá rotos los labios
Rojos los ojos
y otro papel enemigo.
Le dolerán los labios de haber besado tanto
Y le arderán los ojos como colillas encendidas
Y ese poema tampoco expresará su llanto.
EL AMOR BRUJO
He robado parte de tu cuerpo y de tu alma
Le he tendido una celada a los recuerdos
que aquí te recuerdo ¿Recuerdas amor?
El cielo de la noche casi azul se asoma
entre tus pestañas Noche vibrátil
Una vez me fui hasta tu regió de monte
enfermo de hongos y tristezas muy tristes
Y aluciné con tu imagen alta y flexible
galopando un caballo de nube Luego
Venías por la tarde desde el Retiro de los Indios
en tu carruaje blanco y yo iba a pie
por la carretera Como un sonámbulo
Sonríes desde lejos como si masticaras
mi corazón entre tus colmillos
Mis palabras le quitan a tu vida muerte
Vives en este libro aunque te tengo miedo
Aunque apenas si hemos hablado
Pero te amo tanto como siempre
Tanto como puedas imaginar
Y estamos lejos
Como el sol del mar
ABUELA ORIENTAL
A esa abuela ensoñada
venida de Constantinopla
A esa mujer malvada
que me esquilmaba el pan
A ese monstruo mitológico
con un vientre crecido
como una calabaza gigante
Yo la odié en niñez
Y sin embargo vuelve
en esta noche aciaga
con algo de hermosura
Por algo se dice
que con el tiempo uno perdona casi todo
Vuelve con sus cicatrices en el alma
de fugada de un harén
con sus “mierda” en árabe y en español
Con su soledad en esos dos idiomas
Y ese vago destello en su espalda
de alta espiga de Siria.
Raúl Gómez Jattin, nació en Cartagena de Indias (Colombia) el 31 de mayo de 1945, y pasó su infancia en Cereté, ciudad que alude en sus poemas y libros. Falleció en Cartagena la madrugada del 23 de mayo de 1997. Era descendiente de libaneses.
Su obra literaria empezó a ser conocida y celebrada dentro y fuera de su país, después de 1980. Sus recitales en la Casa Silva, en el Festival Internacional de la Poesía, en Medellín, y en el evento La Poesía tiene la palabra atrajeron y estremecieron al público.
Era considerado por la crítica literaria, como uno de los mejores poetas de Colombia, cuya obra aparece en las más destacadas antologías poéticas.
Pasó algunos años en Bogotá dedicado con pasión desbordada al arte teatral, como actor y director y, en sus ratos libres, escribía poesía. No duró mucho tiempo ese idilio con la vida y con el teatro, porque surgieron conflictos con sus compañeros de grupo y así volvió a Cereté la tierra de su infancia y sus ancestros a renovar su corazón de mango, a las aguas dulces de los ríos, a gozar de las tardes de sombra bajo los árboles de mamón, a renovar sus nostalgias cuando jugaba con Isabel a las muñecas de trapo “que eran nuestros hijos… que te vas a acordar Isabel, ahora tienes cinco hijos con el alcalde…” – y la vio con anteojos guiada con un chofer endomingado y lo saluda con frías palabras sin saber que el seguía jugando y soñando con las muñecas de trapo. Allá se meció en la mecedora de bejuco y se abanicó con la hechura de la paja campesina. Esa calma, ese sosiego, ese olor a mango y a ciruela, esas plumas de pavo real que colaban lentas, no le quitaron la angustia de su alma, el dolor profundo por los otros que practicaban el desamor y la falta de solidaridad. Todo ello galopaba lentamente en su corazón de irreversibles afectos y confundidos sentimientos para ir conociendo la dulzura del odio y de la muerte.
Los engaños, la hipocresía, las mujeres de oropel, las traiciones femeninas lo hirieron sin remedio, pero el hombre y el poeta necesitaba amar y entonces universalizó el amor con loca pasión de un hombre influido quizás por el pensamiento de Platón y Aristóteles, que decían “en vano golpea a las puertas de la poesía el que está en sus cabales” y “nunca ha habido un gran talento sin mezcla de locura”. Gómez Jattin profundizó en los griegos y siempre entendió que la base de la cultura de occidente era la filosofía, la ciencia y las artes de los griegos. Uno de sus libros de poesía Hijos del Tiempo trae poemas biográficos de Teseo, Homero, Casandra, Micerino, Electra, entre otros.
Los últimos diez años de su vida los vivió en Cartagena, allí ejerció su vocación de maestro no sólo en el teatro, sino en los talleres de poesía en el Museo de Arte Moderno y en la Universidad de Cartagena. Enseñaba la hermenéutica de la palabra, los secretos y la magia de la poesía y aconsejaba a los jóvenes.
El creía que la marihuana y otros alucinógenos eran lo que inspiraban su poesía, así lo manifestó en varias ocasiones durante las charlas que sosteníamos y siempre le manifesté que si así fuera todos los drogadictos serían poetas y que todo estaba en el talento que el tenía innato. El Embajador de Cuba, Jesús Martínez, lo invitó a Cuba y así después de una intensa labor de convencimiento, estuvo en el Hospital Psiquiátrico de la Habana en 1994. Después de varios meses regresó con su nueva dentadura y reconoció que él no necesitaba de la droga para escribir. Esto duró poco tiempo por cuanto que a la vuelta de la esquina reanudó su vida viciosa en forma más intensa y vinieron las idas y venidas a la cárcel y al hospital San Pablo que lo llevaron a escribir su nuevo itinerario.
Todo ese dolor que sintió hasta el final de sus días, le produjo la luminosa soledad que lo llevó a contar poéticamente sus locas, escatológicas y zoofílicas aventuras y relaciones con la sirvienta, las burritas, las gallinas, los pavos y con los propios hombres. Pero también sublimó sus dolores y su soledad a través de la palabra poética impregnada de una desgarrada rabia humanista contra la sociedad plagada de tenencias materialistas y de odiosos egoísmos. Se discute mucho si el realmente tenía vocación suicida. Se dice que desde hace años, inclusive en Bogotá, según diversas fuentes, toreaba a los vehículos, como en efecto trató de torear un carro fantasma en Cartagena el 22 de mayo de 1997, nueve días antes de cumplir 52 años. El carro fantasma – seguramente un fantasma ebrio – se lo llevó por delante para siempre logrando así descansar de esa puta vida que lo castigaba cada día y que atormentaba a la pacata sociedad que descansó en paz cuando el poeta murió junto al mar e ingresó a la eternidad. Ahora solo quedan sus palabras al viento para la memoria de los hombres que no seguirán su ejemplo de vida pero que se alimentaran de sus versos, malditos versos que regocijan y estremecen al mas frío de los mortales.
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