Hipias | |
La mayor fuente de conocimiento sobre este sofista procede de Platón. Perteneciente a la primera generación de sofistas, Hipias nació en Élide, y viajó a numerosas ciudades dorias, sobre todo a Esparta y Sicilia. Hijo de Diopites y contemporáneo de Sócrates, se le atribuye un carácter agrio y una descomunal memoria, sobre la que investigó creando varios sistemas mnemotécnicos. Sus enseñanzas abarcaron una amplia gama de saberes: matemáticas, geometría, astronomía, historia, poesía y filosofía. Su gran obra Synagogé, era un enorme compendio de saberes, tanto de origen griego como bárbaro, que fue escribiendo a lo largo de su vida: escritos matemáticos, tragedias, ditirambos, discursos, etc.. Este prolífico autor aceptó la distinción entre physis y nómos propia de la sofística, y defendió a la naturaleza frente a los nómoi, sin optar, por ello, por una postura egoísta. Su defensa altruista de la naturaleza, frente al nómos, dio origen a la idea de la unidad de la especie humana: por naturaleza somos iguales. Son los nómoi, las convenciones sociales, los causantes de las distinciones por raza, riqueza, nacimiento o status social. Las leyes positivas causan desigualdad entre los hombres. Las leyes son convenciones hechas por los hombres para otorgar lo que debe hacerse y lo que no. Al ser su origen un contrato social, no pueden pretender su universalidad, pudiendo ser continuamente modificadas. Hipias aceptó también la existencia de leyes divinas, que sí tienen carácter de universalidad. Estas leyes son aquellas que son aceptadas por todos los hombres de todos los países y, por lo tanto, han de tener un origen divino. Entre estas leyes encontramos el venerar a los dioses y honrar a los padres. |
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