Los 7 Pilares de la Resiliencia
Entre las diversas definiciones del concepto de Resiliencia se encuentran las siguientes:
– Enfrentamiento efectivo ante eventos y circunstancias de la vida severamente estresantes y acumulativos. (Lösel, Blineser y Köferl, 1989).
– Capacidad humana universal para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas o incluso ser transformado por ellas. (Groetber, 1995).
– La Resiliencia distingue dos componentes: la resistencia frente a la destrucción, esto es, la capacidad de proteger la propia integridad bajo presión, y por otra parte, más allá de la resistencia, la capacidad para construir un conductismo vital positivo pese a circunstancias difíciles. (Vanistendael, 1994).
Cabe mencionar dos enfoques complementarios al respecto, ya que es conveniente diferenciar entre el enfoque de Resiliencia y el Enfoque de Riesgo. Ambos son consecuencia de la aplicación del método epidemiológico a los fenómenos sociales. Sin embargo, se refiere a aspectos diferentes pero complementarios. Considerarlos en forma conjunta proporciona una máxima flexibilidad, genera un enfoque global y fortalece su aplicación en la promoción de un desarrollo sano.
El Enfoque de Riesgo: se centra en la enfermedad, en el síntoma y en aquellas características que se asocian con una elevada probabilidad de daño biológico o social.
El enfoque de Resiliencia: se explica a través de lo que se ha llamado el “Modelo del Desafío” o de la Resiliencia. El modelo muestra que las fuerzas negativas, expresadas en términos de daños o riesgo, no encuentran a una persona inerme en el cual se producirán, inevitablemente, daños permanentes. Describe la existencia de verdaderos escudos protectores que harán que dichas fuerzas no actúen linealmente atenuando así sus efectos negativos, y a veces transformándolos en un factor de superación de la situación difícil. (Munist, Santos, y col., 1998).
La Resiliencia es un instrumento clínico que exige un cuadro de referencia moral. Esto implica que un individuo debe superar la situación de adversidad dentro de las normas culturales en las que él se desenvuelve, es decir que deberá desarrollar alguna idea de lo que es aconsejable y aceptable.
La Resiliencia se sustenta en la interacción entre la persona y el entorno, ya que ambos niveles necesitan crecer juntos; por lo tanto, es importante revisar desde el punto de vista psicológico, cuál es el rol que juega la relación con el otro en su desarrollo.
La Resiliencia no debe considerarse como una capacidad fija, sino que puede variar a través del tiempo y de las circunstancias. (Suárez Ojeda, 1993). No debe olvidarse que la vida presenta situaciones traumáticas como muerte de un familiar, divorcio, corrupción social, etc.; entonces, cualquier actitud que se adopte deberá estar nutrida por un contexto alentador. (Parral, Contreras, 1999).
Si se piensa que la Resiliencia del individuo influye en el grupo, generando conductas resilientes colectivas, por qué no considerar que la Resiliencia del grupo también impacta en el individuo y, por qué no hablar de grupos resilientes que no necesariamente están compuestos por individuos resilientes, y que expresan en sí mismos estas conductas sólo de manera colectiva.
Las fuentes de la Resiliencia
De acuerdo al modelo Yo Tengo, Yo Soy, Yo Estoy y Yo Puedo (Grotberg, 1995) que sustenta esta investigación, las características de los factores componentes de la Resiliencia son:
Yo tengo a mi alrededor personas
– que me quieren incondicionalmente y en quienes confío.
– que me ponen límites.
– que me muestran por medio de su conducta la manera correcta de proceder.
– que me ayudan cuando estoy en peligro o enfermo.
– que desean que aprenda a desenvolverme solo.
Yo Soy
– una persona por la que otros sienten aprecio y amor.
– feliz cuando hago algo bueno para los demás.
– respetuoso de mí mismo y de los demás prójimos.
Yo Estoy
– dispuesto a responsabilizarme de mis actos.
– seguro que todo saldrá bien.
Yo Puedo
– hablar sobre cosas que me asustan o me inquietan.
– buscar el momento apropiado para hablar con alguien o actuar.
– encontrar a alguien que me ayude cuando lo necesito.
La Resiliencia es el resultado de una combinación de estas actitudes y rasgos.
Los pilares de la Resiliencia
En sus estudios Wolin y Wolin (1993) utilizan el concepto de “mandala de la Resiliencia”, para desarrollar la noción de los 7 pilares de la Resiliencia, que designan aquellos atributos que aparecen con frecuencia en personas consideradas resilientes. Estos son:
1. La introspección: Es la capacidad de conocer, de saber lo que pasa alrededor y es fundamental para comprender las situaciones y adaptarse a ellas.
2. La independencia: Se refleja en conductas tales como no involucrarse, “no enganchar”, en situaciones conflictivas.
3. La capacidad de interacción: Esta capacidad está presente en la habilidad para reclutar pares y de establecer redes sociales de apoyo.
4. La capacidad de iniciativa: Aparece en la inclinación al estudio, la práctica de deportes y en realizar actividades esta-escolares, como trabajos voluntarios, comunitarios y hobbies.
5. La creatividad: Esta capacidad se expresa en el desarrollo de habilidades artísticas.
6. La ideología personal: En la adolescencia se desarrollan valores propios y se establecen juicios en forma independiente de los padres. Se desarrolla el sentido de la compasión, justicia y lealtad.
7. El sentido del humor: Contribuye al sostén de las identificaciones grupales.
Los pilares de la Resiliencia se han categorizado y agrupado en cuatro componentes, que permiten diseñar y ensayar perfiles relacionados con la Resiliencia. (Suarez Ojeda, 1997).
1. Competencia social. El individuo resiliente muestra capacidad para establecer relaciones positivas con otros seres humanos.
2. Resolución de problemas. Ya en la adolescencia se evidencia la capacidad de juzgar ideas y sistemas filosóficos.
3. Autonomía. Consiste en la habilidad para poder actuar independientemente, y en el control de algunos elementos del propio ambiente.
4. Sentido de propósito y de futuro. Este componente se relaciona con el sentido de la autonomía y de la propia eficacia. Este parece ser uno de los más poderosos predictores de resultados positivos en cuanto a Resiliencia. De las cualidades que lo integran las que se han asociado con más fuerza a la presencia de adultos resilientes han sido las aspiraciones educacionales y el sentimiento de un futuro mejor.
Referencias
Grotberg, E. (1995). A guide to promoting resilience in children: strenghening the human spirit. The International Resilience Project. La Haya, Holanda: Bernard Van Leer Fundation.
Löesel, F., Bliesener, T., Köferl, P. (1989). On the concept of invulnerability: Evaluation and first results of the Bielefeld Project, pp. 186-219. En Brambrig, M; Löesel, P.; Skowronek, H.: Children at risk: Assessment longitudinal research and intervention. New York: Waher de Gruyier.
Munist, M.; Santos, H.; Kotliarenco, M.A.; Suarez Ojeda, E.N.; Infante, F. Y Grotberg, E. (1998). Manual de identificación y promoción de la resiliencia en la niñez y adolescencia. Washington D.C.
Parral, J., Contreras, M., Bonsignore, A. Schust, J.P.(1999). Resiliencia : sus claves generadoras. Vol. 4 . N° 181. Revista Hospital de Niños. Chile.
Suárez Ojeda, E.N.(1993). Resiliencia o capacidad de sobreponerse a la adversidad. Vol.16.N° 3. Medicina y Sociedad. Bs.As.
Vanistendael, S. (1994). La resiliencia: Un concepto largo tiempo ignorado. Ginebra, Suiza: Bice.
Wolin, S. Y Wolin, S. (1993). The resilient self: How survivors of troubled families rice above adversity. Washington D.C.: Villard Books.
Autores:
Eleonora García Quiroga
Claribel Morales de Barbenza
Universidad Nacional de San Luis, Argentina
Aguilar, G.G. & Oblitas, L.A. (2014). Psicología del Bienestar y la Felicidad Volumen 2. Estrategias de Psicología Positiva para aprender a sentirse bien. Bogotá: Biblomedia Editores.
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