El verdadero significado de la palabra «kafkiano»
Por Alejandro Gamero (@alexsisifo)
En algunas ocasiones la literatura tiene la suficiente fuerza como para pasar al lenguaje cotidiano. Ocurre con el término «kafkiano», que la RAE define para describir situaciones absurdas o angustiosas , asi ocurre con el termino Kafkiano
Este término se suele usar para describir situaciones innecesariamente complicadas o experiencias frustrantes, como puede ocurrir al verse obligado a sortear un laberinto de burocracia. ¿Es esta definición fiel a la visión original del autor austríaco? ¿Qué es lo que hace que algo sea kafkiano? En las historias de Kafka ‒kafkianas en un uso literal del término‒ se reflejan muchas situaciones absurdas de la burocracia moderna, un mundo que el escritor conocía bien ya que fue pasante en una compañía de seguros. Muchos de sus personajes son oficinistas y se ven atrapados en una red llena de obstáculos, con cometidos tan ilógicos que están condenados a fracasar casi desde un primer momento.
Un ejemplo sería el relato breve «Poseidón», en el que el dio griego aparece como un burócrata tan saturado con el papeleo que ni siquiera tiene tiempo para visitar sus dominios subacuáticos. Ni siquiera un dios, dice Tavlin, es capaz de dar cuenta de semejante cantidad de papeleo. Sin embargo, en cierto sentido es una situación buscada. El dios podría delegar algunos de sus trabajos en subalternos, pero no lo hace porque los considera indignos de esa tarea. El Poseidón kafkiano es, entonces, un prisionero de su propio ego.
No es que la burocracia absurda sea por sí sola algo kafkiano; lo que lo hace kafkiano es la manera de reaccionar del personaje, siguiendo un razonamiento irónicamente circular que está condenado al fracaso. Kafka usa un tipo de lógica onírica para analizar las relaciones entre los sistemas arbitrarios de poder de las sociedades modernas y los individuos que están atrapados en ellos. Es lo que le ocurre a Gregorio Samsa, protagonista de la Metamorfosis, que al despertar convertido en un insecto gigante se siente preocupado porque no llegará a tiempo al trabajo. O en el relato «Un artista del hambre», cuyo protagonista admite antes de morir de hambre que su arte es un fraude porque no ayunó como resultado de una gran fuerza de voluntad sino porque simplemente no encontró ninguna comida que le gustara. O en El proceso, que describe un sistema legal imparable incluso para los funcionarios que supuestamente tienen el poder.
No es demasiado difícil reconocer lo kafkiano en el mundo actual, gobernado por sistemas de administración cada vez más complejos. Pero al señalar el absurdo, Kafka nos recuerda que el mundo es así porque lo hemos creado así y que somos nosotros, cada uno de nosotros, los que tenemos el poder para cambiarlo a mejor.
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