El arte en que todos podemos ser artistas: art brut, secreto, clandestinidad e imprevisibilidad
El arte ha sido objeto de estudio en diversas disciplinas, entre ellas la medicina y la psiquiatría, que han buscado relacionar ciertos estados de alteración psíquica con la creación artística. La obra de Jean Dubuffet, quien exploró el arte marginal o art brut, demostró que cualquier individuo es un creador en potencia, pero sus facultades de expresión están sofocadas por el adiestramiento educativo.
Dubuffet inició sus investigaciones en obras marginales en 1945 y buscó la creación anónima, recopilando objetos, pinturas y labores de todo tipo que emanaban de personalidades oscuras, de maniacos, que provenían de impulsos espontáneos animados por la fantasía y el delirio. Este movimiento de búsqueda de arte no cultural ni normativo es una apuesta que procede de una primera fase puramente intuitiva, apelando al fondo humano original y a la invención más espontánea y personal.
El término art brut se inscribe en la revolución artística del siglo XX, y algunos artistas se orientan hacia otros polos de "alteridad" con virtudes regeneradoras, como la creación infantil, el arte espiritista y la producción de los asilos. Dubuffet no limitó su campo de investigación a los círculos psiquiátricos, pues no consideró la enfermedad mental como un criterio y no asoció estrictamente el art brut al arte de los alienados.
Para Dubuffet, toda expresión artística verdadera implica necesariamente fiebre y tensión, se codea con la desviación y tiene algo de delirio inspirado. La aparición de la noción del art brut ocupa un lugar importante en la historia del arte y se fundamenta en la idea de que todos podemos ser artistas, si nos liberamos de las limitaciones impuestas por la sociedad.
La relación entre la actividad cerebral y una melodía que altera la frecuencia cardiaca podría ser clave para entender el parentesco entre pasión y locura. Cuando se escucha música, el cerebro da sus primeros frutos en forma de lágrimas, exaltación y hundimiento, lo que conduce directamente a un caos que tiene relación con un desorden anímico químico. Existe un hilo conductor que conecta los instintos más salvajes con una necesidad casi animal de fijación y captura de dicho momento, ya sea a través de imágenes o sonidos convertidos en formas.
En conclusión, el arte no debe ser sólo la belleza en sí misma, sino también la expresión libre y espontánea de la individualidad. Todos podemos ser artistas si nos liberamos de las limitaciones impuestas por la sociedad, explorando nuestra propia creatividad y expresándola sin miedo al juicio de los demás. La obra de Dubuffet y la noción del art brut nos demuestran que la verdadera expresión artística se encuentra en la originalidad y en la libertad de ser uno mismo.
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art brut, secreto, clandestinidad e imprevisibilidad
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