EFRAIM MEDINA
CIUDAD INMÓVIL. VERANO-83
CIUDAD INMÓVIL. VERANO-83
Caminando por el delgado filo de una barda
Uno se mete a escribir porque no fue capaz de pegarle a un
chofer que lo puso
en evidencia, porque
no destrozó los
platos en un restaurante, porque no se enfrentó a un
policía loco que insultaba a su novia, porque no le dijo a su
madre lo mucho que la amaba y detestaba, porque no escupió a un profesor que
decía que la tierra era redonda, porque se dejó ganar el puesto en la
fila del cinema, porque no tiene
oficio ni beneficio,
porque piensa que
es una forma fácil
de hacer fama y dinero,
porque si lo
hacen mamarrachos como García Márquez y Mutis uno también puede hacerlo, porque no es bueno
para los números, porque no quiere ser
médico ni abogado, porque está ardido, porque odia a la gente y quiere
insultarla.
Uno se mete a
escribir porque una
chica linda le
dijo que le gustaban
los escritores, porque
necesita una coartada
para no trabajar, porque lo hace sentir superior, porque se leyó un par de novelas de vaqueros y quiere
entrar en la competencia, porque es un
cowboy sin oeste, porque cagatintas como Vargas Llosa lo hacen porque no tiene voz, porque no tiene
ritmo, porque piensa
que tiene algo
que decir, porque
descubre que las chicas lindas dicen que los escritores son tiernos pero
salen con mafiosos, porque no
lo dejan estrujar
a la reina
nacional de belleza, porque si un mamón
hipócrita como Vargas
Llosa escribe cualquiera
puede hacerlo, porque sabe que el
cine es tiempo perdido, porque tiene envidia de esos mandriles que salen en
la pantalla y gana millones, porque
quiere ser como
Bukowski a falta
de mejores oportunidades.
Uno se mete a escribir porque no sabe boxear ni tiene agallas, porque para
los impotentes de
toda índole no
hay otro camino, porque todos
los feos escriben
o asesina y
uno no es
capaz de matar una mosca, porque
escribir da importancia, porque para que a uno le digan escritor no necesita
hacerlo bien y para que lo llame hijoputa no importa si su madre es una santa,
porque tiene miedo de quedarse a
la deriva sin
hacer nada, porque
no puede beber cada noche, porque ama a Dios pero odia
las sociedades sin ánimo de lucro, porque no hay
emociones sino insultos, porque
en su casa no hay tele y la radio se averió, porque la mujer del vecino es un
bombón, porque tiene miedo de quedarse calvo y por eso evita los espejos. Uno
se mete a escribir porque no se
atreve a asaltar
un supermercado, porque no es el
chico listo de la cuadra, porque afuera lo
cascan, porque su madre grita todo
el tiempo, porque no hay ilusiones ni
luz al final del
túnel, porque su mente vuela bajo y nunca será otro Cioran, porque no
tiene valor para saltar,porque no
tiene el modo de escupir de Clint Eastwood, porque
se atasca entre
una y otra intención, porque érase una vez el amor
pero tuve que matarlo.
Lo bueno es
que escribir no
sirve para nada
de lo que
uno quiere. Escribir es un
límite, un dolor, un defecto más. Lo bueno es que después de
hacerlo te sientes pésimo. Nada ha cambiado, todo sigue en su sitio (salvo tu
jodido cabello), Pelé no vuelve a la cancha.
Lo malo es que escribes
y Pambelé cae
a la lona vapuleado por un gringo, un maldito
gringo que estuvo preso por golpear a su
madre. Lo malo es que Pambelé no es la
madre del gringo y –por
más que escribes-
sigue tirado. Lo
bueno es que escribes y sigues
soñando con la mujer del
vecino, Lo malo es que
escribir no cura
tus deseos asesinos,
que asaltar un supermercado sigue siendo tu objetivo
imposible. Lo malo es que lees a grandes autores pero sólo Bukowski te llega, Lo
malo es que escribir sirve para todo lo que tú no quieres.
-Hola, madre.
-OH, DIOS MÍO,
Rep: traes los
zapatos SUCIOS DE
MIERDA.
-No grites, voy a limpiar el piso.
-APÁRTATE, REGRESA POR DONDE VINISTE.
-De acuerdo, mamá, pero no grites.
-NO ESTOY GRITANDO.
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