Licencias de construccion, diseño y construccion - Arquitectura en Bogota contacteme en el 3196955606 o visita mi pagina en www.arquitectobogota.tk

musica de “plancha” significado

musica de “plancha”

la mldita primavera-yuri
Partamos de lo siguiente: la música para planchar no existe. “Música para planchar” es solo el nombre peyorativo dado en la primera década del siglo XXI a la balada romántica el pop en español de los años 70 y 80 (con rezagos de los 60 y otro tanto de los 90). Decir que esta música es “para planchar” es asumir que quien la escucha es la persona que hace el oficio en la casa. Es gracias a esta asociación más bien clasista que este género se ha sido vendido en su revival como el ingrediente kitsch de las fiestas dosmileras, aun cuando no es más que la misma melosería radiofónica de siempre, solo que vieja y en nuestro idioma. Por el momento concentrémonos en la balada romántica, que es la que inevitablemente se asocia con electrodomésticos quemantes.

La balada romántica suele considerarse un fenómeno exclusivo de los países hispanohablantes. Sin embargo, al hacer un paralelo entre cantantes populares de diferentes países entre los 60 y 80, se encuentran más similitudes que diferencias. Tampoco es que la música en español haya llegado después: Raphael hizo su debut internacional antes que Nicola di Bari, y aún así Wikipedia insiste en llamar al segundo influencia del primero. Por más que se quiera conferir a la balada romántica en español un estatus especial, la verdad es que no existe gran diferencia entre esta y la música popular en otros idiomas. Muchas de las canciones que nuestros padres suelen evocar son simplemente versiones en español de tonadas populares en inglés, francés e italiano. ¿El ejemplo más contundente? Yuri y “La maldita primavera”. ¿Original de ella? No, señores. “Maledetta primavera” es de Loretta Goggi.
Pero entonces, ¿por qué ignoramos a los exponentes de la balada en otros idiomas a la hora de reírnos de la sensiblería vintage? Simple: el encanto de la mal llamada “música para planchar” reside únicamente en su cualidad para evocar recuerdos de consultorios de infancia y voces provenientes del cuarto de atrás de la casa, de aquellos tiempos en los que no había Modernois para recomendarles a nuestras tías a Patty Pravo. Lamentablemente las disqueras no parecen recordar tanto como nosotros, pues insisten en embutirnos a los mismos tres cantantes con las mismas tres canciones.

Creo que nuestras reminiscencias de radios mal sintonizadas en buses del colegio, cocinas y salas de espera no deben distar mucho de aquellas de radios mal sintonizadas en, digamos, Japón. La diferencia radica en el idioma y en el hecho de que en Japón a nadie le parece frondio escuchar baladas viejas. Por cierto, el nombre de la balada romántica en Japón es enka, y aún hoy goza de increíble popularidad.

He aquí un breve mostrario de la balada romántica en países no hispanoparlantes. En la siguiente entrega de esta serie volveré al español mas sin acercarme demasiado a los inmerecidamente omnipresentes Yuri y Pimpinela.
pimpinela
LA REVANCHA DE LA MÚSICA PARA PLANCHAR
La historia de Lady Lady, la que se pinta los ojos de azul aunque hace mil años que dejó atrás su juventud , que se hizo conocida en algún momento de la década de los 80, ha vuelto. Su sonido original, tal cual lo cantaba el Grupo Bravo.

La historia de Lady Lady, la que “se pinta los ojos de azul aunque hace mil años que dejó atrás su juventud”, que se hizo conocida en algún momento de la década de los 80, ha vuelto. Su sonido original, tal cual lo cantaba el Grupo Bravo.
Pero, quizás el himno de esta nueva tendencia de la rumba elitista es uno que reza: 2Yo no te pido la luna, tan solo quiero amarte. Quiero ser esa locura que vibra muy dentro de ti”, de la mexicana Daniela Romo. No importa qué tan desconocida sea la suerte actual de Romo, o si tiene o no discos nuevos, pero su canción de comienzos de los 80 hace saltar a los noctámbulos y noctámbulas que frecuentan lugares como San Angel, Icaro o Póstigo -en el Parque de la 93.; Siam, en La Candelaria, y Andrés Carne de Res, en las afueras.
Detrás de Yo no te pido la luna, el pedido en las discotecas amplió sus horizontes hacia un abanico de cantantes que compartieron aplausos con Romo en aquella época. Lo viejo de Dyango, con Esta noche quiero brandy; lo clásico de Paloma San Basilio, con Juntos o Por qué me abandonaste; la balada pop que hizo conocida a Yuri -antes de que se convirtiera en estrella de la música cristiana- con Dame un beso; y el Caliente caliente, de Rafaela Carrá comienzan a abrirse paso dentro las discotecas con un nuevo significado, agrupadas bajo un nombre que en otro tiempo sonó a marginación: “música para planchar” y que ahora cobra otro significado.

Muchos le atribuyen el milagro a Alejandro Villalobos. Pero, precisamente, el director de La Mega, de RCN, es el primero en darle el crédito a los bares. “No cogí un género y lo impuse. No me lo inventé yo, ni descubrí el agua tibia. Solo vi que ocurría en los bares. Vi a la gente enloquecida escuchando Lady Lady y dije: Esta vaina hay que hacerla en radio . Y vea, aquí están las canciones a las que uno les hacía el feo, y decía “Qué lobera!””.
La generación plancha.
“El término es como un dicho ya muy gastado en la jerga de cierto tipo de gente, gente que creció en los 80 -explica Villalobos-. Gente que ahora tiene entre 25 y 35 años, que en su adolescencia escuchó estas canciones. Fue una generación que terminó por escucharlas, no porque la pasaran en la emisora que oía, sino porque la programaban en las emisoras románticas que escuchaban las emisoras domésticas”.
Esa gente joven se sabía todas las canciones como por arte de himnopedia, tildaba a los románticos de lobos y decía que escucharlos era un oso o verguenza, creció y con la madurez vino la aceptación. Quedaba tonto negar los gustos y encima, resultaba divertido recordar autores y estribillos.
De la observación, de saber que muchas personas que ahora están en sus veintitantos o comenzando la treintena pasan ratos agradables en conversaciones donde el que recuerde más de estas canciones parece llevarse el trofeo de la memoria, surgió la inquietud de varios DJ de discotecas, entre estos DJ Harley, de San Angel, que vieron un potencial para divertir a la concurrencia.
En un medio donde la novedad es como un tesoro. Una novedad puede ser colocar una música que en otro tiempo parecía incompatible. “En San Angel hemos colocado hasta Menudo, incluso antes de El Reencuentro -cuenta el administrador, César López-. Es música que colocamos o muy temprano, o muy tarde, como cerre. Para rematar el baile. Y ha tenido buena acogida”.
Ahora que la música de los viejos románticos ha sido reivindicada por el estatus de los bares que la difunden, por el medio que la promueve y por un disco que recopila algunos de sus éxitos, son muchos los jóvenes y adultos que empiezan a confesar que sí les gustaba y desde mucho antes.

Elaborado por Oscar Perez

Arquitecto especialista en gestion de proyectos si necesitas desarrollar algun proyecto arquitectonico en Bogota contacteme en el 3196955606 o visita mi pagina en www.arquitectobogota.tk

    Blogger Comment
    Facebook Comment

0 comentarios:

Publicar un comentario

Elaborado por Oscar Perez

Licencias de construccion, diseño y construccion - Arquitectura en Bogota contacteme en el 3196955606 o visita mi pagina en www.arquitectobogota.tk