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Rock e Historia: Pink Floyd en Pompeya

Rock e Historia: Pink Floyd en Pompeya

Jamás consentiré en que me incluyan en las huestes de los que piensan que “todo tiempo pasado fue mejor”. Ese concepto de “paraíso perdido” que nunca podremos recuperar me parece pernicioso para poder vivir y disfrutar del presente. Pero debo confesar que a veces tengo un dejo de cariño y secreta nostalgia por ciertos momentos en que el rock desafió límites y fronteras en su afán de vincularse con la historia y con otras ramas del arte, a veces dando origen a proyectos que –vistos desde afuera- podrían ser considerados como faraónicos. De todas maneras, pienso, es mejor que te critiquen por algo que hiciste que por haberte quedado con las ganas. Y en este sentido, hay una deliciosa y bizarra pieza de la historia del rock que unió a principios de los ’70 a Pink Floyd con el director de cine Adrian Maben. El resultado fue el film “Pink Floyd Live at Pompeii”, realizado en la míticas ruinas de la ciudad romana, arrasada por una erupción del volcán Vesubio en el año 79 de nuestra era.
 Portada del DVD

La gestación del proyecto sorprende por lo casual. El director Adrian Maben simplemente llamó a Stephen O’Rourke, manager de Pink Floyd, a principios de los ’70, para proponerle la idea de hacer una película con el grupo. A esa altura, todo lo que tenía en mente Maben era “una especie de matrimonio entre el arte y Pink Floyd”. El director viajó a Londres para discutir sus planes con O’Rourke y con el guitarrista David Gilmour y la primera idea que se ocurrió fue hacer algo que involucrase la música de Floyd con pintores como Magritte, De Chirico, Christo o Jean Tinguely o con escultores. La reunión fue amable pero no llegaron a ninguna conclusión definitiva. Meses más tarde, Maben viajó con su novia de entonces a Italia y visitó las ruinas de Pompeya. Esa noche se dio cuenta que había perdido su pasaporte y, al reflexionar, concluyó que lo había dejado en el anfiteatro de Pompeya. Así que regresó, solo, con las últimas luces del día, y allí, entre los monumentos, las esculturas y pinturas de un tiempo que había quedado en suspensión Maben tuvo su epifanía: ese era el lugar ideal para filmar a Pink Floyd. “En el silencio casi místico del anochecer, me di cuenta que Pompeya tenía todo: tenía muerte, tenía sexo y tenía mucha vida latente. Y en ese anfiteatro, Pink Floyd podría volver todo eso a la vida plena.”
 Roger Waters con el gran gong
De todas formas, Adrian Maben no quería hacer un típico documental de rock, al estilo de Woodstock, que muestra por un lado a los grupos y por el otro la reacción del público, ni tampoco a la manera del “cinema-verité” que Donn Alan Pennebaker encaró con “Don’t look back”, siguiendo a Bob Dylan, cámara en mano, por los camarines y los backstages de su gira inglesa del ’65. “Mi película iba a ser una especie de anti-Woodstock. Sin público; sólo la música y el silencio. Pensé que el anfiteatro vacío tendría tanto significado –sino más- que un millón de pesonas.”
Filmar en Pompeya suponía varios desafíos. Uno que Maben conocía desde el vamos era que Pink Floyd jamás consentiría en hacer “playback”, sino que sería un concierto real, con los cuatro músicos tocando en vivo, y que se grabaría en una máquina de 24 canales, como si fuese un álbum más. De hecho, el manager de ruta de Floyd en aquel momento, Peter Watts, pensó que la calidad de la grabación fue tan buena o mejor que la que se podría lograr en un estudio normal, ya que el sonido rebotaba en las paredes de piedra del anfiteatro y le daba un agradable efecto de eco a todos los temas. Otra de las cuestiones era el equipamiento técnico. En aquellos días, Pink Floyd tenía un montón de equipos, que debieron se transportados en gigantescos camiones Avis desde Londres hasta Pompeya. La idea original era filmar durante seis días pero casi la mitad del tiempo estipulado se perdió en tratar de que la electricidad fluyera en forma contínua al lugar, ya que la corriente se desconectaba todo el tiempo. Créase o no, el problema se solucionó tirando un largo cable que iba desde el el anfiteatro al municipio de la ciudad actual de Pompeya y poniendo a una persona encargada de asegurarse que nadie lo desenchufara…
 Pink Floyd y el equipo de Adrian Maben, en plena labor
Maben llevó a los cuatro músicos a Pozzuoli, donde tomó algunas escenans de baños de lodo y fumarolas. Hasta eso resultó tortuoso, porque ese día había una procesión dedicada a la Vírgen María en Pompeya y el tráfico los detuvo durante horas. Después de eso todo anduvo bien y el concierto se realizó sin mayores problemas, aunque hubo que cerrar los accesos al anfiteatro para evitar “colados”. En cuanto a la selección de los temas, el manager Rourke había llegado antes que Pink Floyd con un demo grabado en forma de acetato de los temas que la banda deseaba tocar. Maben pidió prestado un pequeño tocadiscos en su hotel y, escuchando las canciones, hizo una sinopsis musical: qué filmar, en qué momento, qué tipo de ángulos tomar en cuenta y todo eso. “Nos llevó toda una noche pero lo conseguimos… Teníamos que ser precisos y estar mentalmente preparados. Por eso anotaba todo. Hoy en día lo haríamos con una computadora pero, en aquel entonces, era todo bolígrafo, papel y un cronómetro.”
“Pink Floyd Live at Pompeii” se filmó en octubre de 1971 y en el anfiteatro Pink Floyd tocó “Echoes, part I”, “Careful with that axe, Eugene”, “One of these days”, “A saucerful of secrets”, “Set the controls for the heart of the sun”, “Mademoiselle Nobs” (antes conocida como “Seamus”) y “Echoes, part II”. Estos son los temas que figuran en la película original, estrenada en 1972, y la selección del material corrió por cuenta de la banda. “La única sugerencia que les hice”, dice Maben, “fue que tocasen uno o dos temas de su viejo repertorio. Y así fue como hicieron “A saucerful of secrets”, que se grabó y filmó en Pompeya, casi al anochecer, y “Careful with that axe, Eugente”, que se realizó en París, donde luego completamos la filmación.
 Toma aérea del anfiteatro de Pompeya, con Pink Floyd tocando
La idea de realizar algunas tomas extras en París, días más tarde, puede haber tenido que ver con el escaso tiempo del que Maben dispuso en Pompeya. En la capital francesa, la idea fue que la banda tocara con un “background” de escenas de Pompeya creado con el sistema Transflix. “Una máquina gigantesca, como un elefante de hierro, a la que le podés poner lo que quieras, ya sea película o diapositivas, que luego se proyectan en una pantalla.” Esas son las escenas que vemos detrás de Pink Floyd en las secuencias parisinas. Según la mirada actual de Maben, esas fueron las escenas más frágiles de la película. “Fue una mala idea. A los músicos no les gustó, pero ya era tarde para sacarlas del film. Si pudiera hacer la película de nuevo, las hubiera suprimido.”
El film original del ’72, que tiene sólo la actuación de la banda en Pompeya y en París, dura 60 minutos y la versión reestrenada en 1974, que salió también en video VHS y en LaserDisc, fue “engordada” con escenas de estudio de grabación, sumándosele 20 minutos más. Adrian Maben se dio el gusto de hacer el “Director’s cut” de “Pink Floyd Live at Pompeii” en 2003, y esta es la versión que se consigue actualmente en DVD, y que AVH y Universal editaron en Argentina. El “Director’s cut” dura 92 minutos, y además del grupo en vivo y en estudio incluye fascinantes escenas de las ruinas de Pompeya, intercaladas en el footage preexistente con muy buen gusto.
 Nick Mason en acción
Respecto de las escenas de Pink Floyd en estudio de grabación, donde puede vérselos registrando temas como “On the run”, “Us and them” y “Brain damage”, Maben dice que en 1973 fue a pescar con Roger Waters y el director le pidió que lo dejase filmar a la banda grabando en el estudio, “para poder mostrar cómo hacían esos sonidos, el proceso creativo que había detrás, las técnicas que usaban. Así que, amablemente, me dejaron volver a filmarlos, con un pequeño número de técnicos, en los estudios Abbey Road de la EMI, donde, justamente, estaban registrando en ese momento ‘The Dark Side of the Moon’. Tuve mucha suerte de que se tratara de ese disco, pero creo que parte de la esencia del film es haber estado en el lugar indicado y en el momento indicado. Hay un elemento de azar y de suerte en juego y justo tuvimos esa suerte. El resultado está en este ‘Director’s cut’”
 Adrian Maben, director de “Pink Floyd Live at Pompeii”
Desde el punto de vista musical, el film “Pink Floyd Live at Pompeii” encuentra a la banda en uno de sus picos creativos, justo en el momento en que efectuaban la transición entre el “rock cósmico” de temas como “A sauceful of secrets”, “Set the controls for the heart of the sun” e incluso “Echoes”, la pieza central del álbum “Meddle”, al enfoque de mayor contenido social y humanista de “The Dark Side of the Moon”, donde el potencial compositivo y conceptual de Roger Waters comienza a manifestarse en toda su dimensión. El DVD permite, además, acceder a la versión original de la película y también a una ilustrativa entrevista con el director, de la cual he obtenido las declaraciones que ilustran esta entrada. En definitiva, “Pink Floyd Live In Pompeii” es un film fascinante acerca de unos de los grupos capitales en la historia del rock. No se la pierdan.”
Publicado por editor el 10/10/09 | Enlace permanente |

Elaborado por Oscar Perez

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1 comentarios:

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