Las 10 películas más terroríficas del Siglo XXI
Una de las franquicias más exitosas y aplaudidas del cine de terror contemporáneo llega a su tercer episodio con Insidious: Capítulo 3 (2015), precuela en la que el director de origen malayo James Wan cede el testigo a su colaborador habitual, el guionista Leigh Whannell. Esta nueva exploración del peculiar universo fantasmagórico de la saga le otorga todo el protagonismo a Elise Rainier (Lin Shaye), aquella anciana que, en las dos primeras entregas, contaba con un sexto sentido que la convertía en la mayor amenaza para las hordas del Mal. Completan el reparto Dermot Mulroney, Hayley Kiyoko, Stefanie Scott y el propio Whannell.
Aprovechamos el estreno de esta esperadísima cinta de horror para repasar los que son, al menos desde nuestro humilde punto de vista, los diez títulos más terroríficos en lo que llevamos de siglo. Como siempre, vuestras listas y aportaciones particulares serán más que bienvenidas.
1.Kairo (2001), de Kiyoshi Kurosawa.
A diferencia de Zygmunt Bauman, Kiyoshi Kurosawa cree que la modernidad es más gaseosa que líquida, definida por afectos volátiles siempre al borde de esfumarse, dejando apenas un leve recuerdo. El cineasta de Kôbe parece afincarse en el J-Horror de moda por aquellos años al plantear la historia de un fantasma que se manifiesta a través de internet, pero el conjunto acaba desembocando en una triste fábula existencial de resonancias filosóficas.
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2. Insidious (2010), de James Wan.
James Wan nos dio una lección magistral de terror posmoderno en este lánguido melodrama sobre la crisis de la paternidad. El filme está protagonizado por una familia con problemas, cuyos demonios personales afloran como fantasmagorías ansiosas por cebarse con ellos. Wan y Leigh Whannell, su colaborador habitual, renuevan con ánimo perturbador —pero también juguetón, como nos recuerda el desenlace— toda una tradición de películas de fantasmas que va del Suspense(1961) de Jack Clayton hasta el Poltergeist (1982) de Tobe Hopper.
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3.Alta tensión (2003), de Alexandre Aja.
Alexandre Aja (director de Horns), uno de los nombres esenciales del llamado Splat Pack, sorprendió a propios y extraños con un filme capaz de grabar a fuego en las retinas del espectador estampas contundentes de crudísima violencia. Un slasher que pasa por la guillotina a la familia tradicional para transmutarse, durante los últimos compases, en una pieza de horror psicológico en torno a nuestras pulsiones más oscuras.
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4.Los huéspedes (2001), de Ti West.
Por su robusto talento en la realización y su notable conocimiento de los engranajes, códigos e historia del género, Ti West se ha erigido en uno de los nombres fundamentales del terror indie. El cineasta reafirmó su talento único en esta lacónica comedia, un viaje de lo hilarante a lo terrorífico que fusiona las películas de casas encantadas con una dulce historia de amor entre dos perdedores tan presos de las paredes del hotel en el que trabajan como los espíritus que las recorren añorando romances irrecuperables.
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5.Lovely Molly (2011), de Eduardo Sánchez.
Lovely Molly es, tal vez, la muestra más notable de las dotes cinematográficas de Eduardo Sánchez, otrora co-director de El proyecto de la bruja de Blair (1999). El largometraje mezcla armónicamente la retórica del terror psicológico, el found footage y el determinismo de cierto cine social con resultados tan estimulantes como estremecedores. Los sustos quedan de lado en los ires y venires de la atribulada Molly Reynols, cuyo proceso de degradación mental pone los pelos como escarpias.
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6.A Horrible way to Die (2010), de Adam Wingard.
En A Horrible Way to Die, primera colaboración entre el realizador Adam Wingard y el guionistaSimon Barrett, Sarah (Amy Seimetz) y su novio Garrick (AJ Bowen) mantienen una relación de pareja envidiable. Sin embargo, ella un día descubre que su novio lleva una vida secreta a sus espaldas: por las noches, sale a asesinar y a descuartizar mujeres. Una historia de amor conmovedora y brutal acerca de la autodestrucción y la desintegración de los lazos sentimentales.
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7. The lords of Salem (2012), de Rob Zombie.
El último trabajo de Rob Zombie hasta la fecha es un cordón umbilical que conecta con sus propios orígenes creativos, una experiencia que se pregunta por la esencia de lo que no es aterroriza. Pero es, sobre todo, una reivindicación del Mal en su esencia más pura, entendido como oleada de rebeldía destructora que arremete con virulencia contra una realidad mediocre, donde todos nos hemos convertido en eslogan de algo.
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8.Martyrs (2008), de Pascar Laugier.
Pascal Laugier es uno de los fundamentales de la ola de terror francófono de los 2000. A partir de las reflexiones de Michel Foucault sobre el discurso y el poder, el director construye una obra maestra que lleva al torture porn a sus límites teóricos y estéticos. Una joven que, años atrás, fue raptada y torturada por miembros de una secta que intenta arrastrar a sus víctimas por la senda del martirologio, vuelve a caer en sus manos tras intentar acabar con ellos.
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9.Home Movie (2008), de Christopher Denham.
El actor Christopher Denham es el autor de una de las películas de metraje encontrado más estimulantes y, a su vez, inquietantes de la historia. Un matrimonio graba días y tardes de juegos con sus hijos desde que son bebés. Sin embargo, a medida que crecen, los mellizos se rebelarán contra el relato hilado por sus progenitores y demostrarán el carácter necesariamente indomesticable de las imágenes, experimentando con su entorno con una crueldad creciente.
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10. The Collector (2009), de Marcus Dunstan.
El responsable de escribir las cuatro últimas entregas de la saga Saw debutó como realizador con un cuento moral que fusiona el cine negro con el torture porn, resultando de ello un filme plenamente contemporáneo, tanto por su falta de pureza genérica como por su riqueza en lecturas de carácter sociopolítico.
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