Aunque los techos verdes tienen sus orígenes en los países escandinavos que los empleaban como una medida de protección contra el frío, no fue sino hasta 1960 cuando Alemania empezó a implementar este sistema de cubiertas verdes. Actualmente, se estima que cerca del 15 % de los techos de este país son ajardinadas.
Este sistema también conocido como techos y azoteas verdes o cubiertas ajardinadas, consiste en plantar material vegetal vivo sobre una membrana impermeabilizante. La iniciativa ha tenido una gran acogida en distintos lugares del mundo como Suiza, Noruega, Vancouver, Chicago, Londres, Singapur y Tokio, los cuales tras descubrir los beneficios del sistema, crearon leyes que obligan a los constructores a cubrir el 20 % de las terrazas de sus edificios con plantas o árboles de mediano tamaño.
Según Paola Cárdenas, gerente de Arquitectura Más Verde, actualmente se encuentran tres tipos de cubiertas o techos vegetales, los cuales presentan la siguiente caracterización:
Construyendo cubiertas verdes
Paola Cárdenas, afirma que los primeros techos ajardinados utilizaban la gravilla como medio drenante, lo que generaba un peso adicional a la estructura alcanzando los 100 Kg/m2. Actualmente, la tecnología ha evolucionado y se pueden encontrar sistemas de drenaje que pesan menos de un Kg/m2. El sistema más difundido es el monolítico, el cual tiene como elementos
El otro sistema está basado en la tecnología modular, que emplea bandejas elaboradas en plástico reciclado y pueden ser adaptables a cubiertas planas, inclinadas y tejas onduladas.
La estructura, que viene en un tamaño de 50 x 50 cm, tiene una altura de 9 cm y 500 perforaciones por m2 que permiten drenar el exceso de agua. Su instalación es muy sencilla, simplemente se debe ubicar una membrana de impermeabilización sobre la estructura por intervenir, para luego ubicar las bandejas que vienen presembradas.
Cada uno de estos componentes tiene una membrana de protección antirraíz y un sustrato compuesto por una mezcla de componentes orgánicos (corteza de coco, cascarilla de arroz y abono orgánico) y minerales (piedras volcánicas, ladrillo reciclado y escoria de carbón). La novedad radica en que no requiere sistema de riego, pues las ecobandejas cuentan con cavidades tienen la capacidad de retener hasta 8 L/m2, de tal forma que la tecnología combina un sistema de drenaje y retención de agua para autoabastecimiento.
La instalación de este sistema es muy sencillo y se realiza en cuatro pasos:
Las plantas que mejor desempeño y resistencia tienen en las cubiertas vegetales son del género sedum, plantas pequeñas y de hojas carnosas, que le permiten almacenar agua. Estas plantas son muy resistentes a temporadas de sequía y suelos pobres (Ver plantas más utilizadas).
Pasos de diseño
Para elaborar la propuesta paisajística de una cubierta vegetal se debe realizar una visita de campo al lugar donde se quiera incorporar el sistema para determinar el área, el uso (contemplativo, transitable o mixto), tipos de cubierta verde y la carga que le representará a la estructura y si esta puede soportarla.
Un aspecto indispensable de las cubiertas vegetales y los muros ajardinados es promover el uso eficiente y responsable del agua en el riego y buscar su reutilización. En el caso de las cubiertas, de acuerdo con el diseño desarrollado, el sistema de riego y la tecnología por emplear se definen dependiendo del paisajismo de la cubierta, el tipo de planta que se siembre y la necesidad hídrica requerida. Por ejemplo, para plantas de porte medio como flores, pequeños arbustos de 30 cm de altura −que deben tener su propio punto de abastecimiento−, el sistema de riego por goteo es el ideal. Aquí se pasan líneas de manguera de goteo en PVC entre las filas de plantas. En el caso de gramas y pastos se diseña un sistema hidráulico con aspersores a 3, 5 o 7 metros, acorde al área que se quiere regar.
Muros verticales
Así como los famosos Jardines Colgantes de Babilonia, recordados como una de las siete maravillas del mundo antiguo, los muros ajardinados o verticales creados por el biólogo francés Patrick Blanc, constituyen un gran ejemplo de utilización de plantas en la arquitectura. Él creó un sistema hidropónico compuesto por tres capas: la primera es de aislamiento; la segunda, para el crecimiento de las plantas; y la tercera, de irrigación. Los componentes que se aprecian en la imagen son los mínimos requeridos por un jardín vertical tradicional, son los que se presentan en la siguiente imagen:
Otra alternativa es la que tiene que ver con materas montadas en una estructura anclada a la pared, tal como se presenta en el paso a paso siguiente.
Este sistema resulta más práctico, fácil de instalar y permite realizar directamente el mantenimiento.
Para conocer de manera más detallada el proceso de instalación de un jardín vertical con Ecomateras, vea el siguiente manual:
Al instalarlo, tenga en cuenta
Lo primero que debe tener claro es que las plantas son seres vivos que aunque no necesitan tierra para su crecimiento, sí requieren agua, nutrientes, luz y dióxido de carbono para su germinación. Así mismo, es importante entender que al ser un sistema vivo se comporta de manera cíclica, por lo que el jardín debe permitírsele crecer dentro de sí mismo.
Los criterios que se deben seguir para su instalación son:
Durante la fase de diseño, se deben tener en cuenta aspectos como el clima, la luminiscencia del lugar y el sistema de riego que requiere el jardín por instalar. Adicionalmente, se debe contemplar la carga muerta que va a recibir la estructura y si esta está en condiciones de soportarla. La sobrecarga dependerá del sistema de jardín vertical y puede llegar a pesar 80 kg/m2.
Al seleccionar las plantas, se deben tener en cuenta aspectos como la cantidad de luz solar directa que reciban, su resistencia a condiciones climáticas exigentes como fuertes vientos, altura y lluvias intensas.
Emplear materiales como la lámina impermeabilizante, el aislamiento, los elementos de retención de agua, el sustrato y finalmente las plantas.
Incorporar un sistema de impermeabilización fiable.
Preparar un buen sustrato para el sembrado de las especies.
Diseñar un sistema de riego que optimice el uso del agua.
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