En el año 1943 el destacado compositor argentino Alberto Williams le encargó a su hijo menor Amancio, quien recién había finalizado sus estudios de arquitectura, el diseño para su casa de veraneo en Mar del Plata.
Desde su misma concepción, la propuesta vanguardista hecha por el joven
profesional debió enfrentar la oposición predominante del buen gusto y
de la forma de habitar que sugería una ciudad cuyos edificios eran
producto del influjo estilístico europeo y sus resultados criollos. Sin
embargo, esta casa se convertiría en una de las obras emblemáticas del movimiento moderno. Aun sin un acervo importante de formulaciones teóricas propias pero imbuido en el espíritu moderno que había promulgado Le Corbusier, Amancio Williams comenzaba a allanar, sin concesiones, el camino hacia una nueva arquitectura en Argentina.
Tal
vez el rasgo más importante de esta obra sea la manera única en que el
arquitecto abordó y sintetizó los preceptos que la arquitectura moderna
planteaba para la construcción de un edificio, establecidos por Le Corbusier en sus “Cinco puntos de una nueva arquitectura”.
Vista exterior de la Casa sobre el arroyo, cuando por la cuenca aún corría agua. Cortesía de Sherlock4000 (Wikipedia CC)
El solar de dos hectáreas en donde se emplazaría la casa,
lleno de árboles y de pájaros, estaba atravesado por el único tramo al
descubierto del arroyo Las Chacras, el cual, además de ser el elemento
geográfico más importante del terreno, fue un hito fundacional de la
ciudad de Mar del Plata.
En torno a este arroyo se establecieron los primeros pobladores
originarios y después las primeras empresas que aprovecharon la
presencia de agua dulce para desarrollar una industria ganadera en una
zona que era conocida como Laguna de los Padres [1].
Vista del chalet de veraneo de la familia Williams, en cuya
construcción participó un joven Amancio. Cortesía de 1:100 Ediciones
Sin embargo, la estadía en aquella residencia no duraría demasiado. Debido a la expansión urbana en
Mar de Plata, el escenario apacible en que se encontraba la casa cambió
irreversiblemente. Alberto, con 79 años, decidió adquirir un terreno en
las afueras de la ciudad y construir allí una nueva morada.
Imagen aérea, correspondiente al año 1938, que muestra el solar de la casa. Cortesía de 1:100 Ediciones
Para ese entonces, y luego de tres años de estudio, Amancio se había convertido en arquitecto, formando un taller en Buenos Aires junto
a su esposa Delfina Gálvez Bunge, ex compañera de facultad. Fue en ese
momento que su padre le encargó la realización de la que se convertiría
en su primera obra, posteriormente conocida como la Casa en el arroyo. CONCEPTO ESPACIAL
En diciembre de 1942, Amancio y Delfina viajaron a Mar del Plata con
el fin de examinar el solar adquirido recientemente. Definieron que la
casa se emplazaría en un espacio abierto al cual se llegaba siguiendo un
recorrido conformado por árboles, y decidieron que no quitarían ninguno
para situar la casa.
Primer croquis que muestra la incorporación del arco a la estructura, dibujado por A. Williams. Cortesía de 1:100 Ediciones
Surgió entonces la idea elevar la vivienda sobre el arroyo mediante la incorporación de un arco a
su estructura. La casa quedaría a la altura de la copa de los árboles y
sus pájaros, sin modificar ninguno de los elementos naturales
existentes. A partir de esta aparentemente sencilla resolución, y tal
vez sin saberlo, terminarían superando la tipología convencional de la casa moderna. En palabras de Amancio:
“La
mal llamada casa del puente es un intento de hacer una estructura
tridimensional no apoyada sobre columnas sino apoyada en otras formas.
Es decir que yo intenté demostrar que se podía obtener el suelo libre
por otro camino, un camino más integral, más complejo”. [3]
Axonométrica del edificio. Cortesía de Martín Vaccarini
Definieron que la planta rectangular de la casa, de 9,4 x 27,6
metros, estaría conformada por dos planos, uno de suelo y otro de
cubierta. Los dos lados principales de la casa, los más largos, se
orientarían al norte y al sur. La ventana sería
continua y perimetral. Al nivel del suelo natural, en ambos bordes del
cauce del arroyo se colocarían las fundaciones del arco, y sobre éste se
apoyarían las escaleras de acceso a la casa.
Sección transversal de la casa, fachada y pabellón de servicios. Cortesía de 1:100 Ediciones
La planta fue dividida en tres franjas longitudinales y
paralelas, a las cuales se les atribuyeron funciones diferenciadas. La
primera franja, orientada al norte, comprende los salones, áreas de
lectura y un comedor de forma continua. La segunda, orientada al sur,
los tres dormitorios, el baño y la cocina. Y la tercera, al medio, las
dos escaleras y un espacio central en donde se ubican la estufa y los
armarios.
Esquema de habitación de la planta, confeccionado por Daniel Merro
Johnston, autor de "La casa sobre el arroyo". Cortesía de 1:100
ediciones.
La sala de música donde se ubica el piano de Alberto se
encuentra en la esquina suroeste de la franja de los dormitorios. Sin
embargo, está conectada con la parte de uso más público de la casa,
pudiendo aislarse en caso de ser necesario mediante un tabique móvil que se despliega a voluntad, creado por Amancio.
Sala del piano y comedor. Entre ambos, la puerta corredera de madera diseñada por Williams. Cortesía de 1:100 ediciones.
Puesto que las escaleras están apoyadas sobre el arco de hormigón,
su inclinación no es recta, sino curva. Como consecuencia, todos los
peldaños son diferentes: Los de mayor altura están en la base, y los de
menor altura al llegar al nivel de la planta
principal. Presumiblemente, esta cualidad serviría para atenuar
gradualmente el esfuerzo de una persona mayor al subir a la casa [4].
Escalera apoyada en el arco. Cortesía de 1:100 ediciones.
La ventana perimetral de la casa es la fuente principal de luz del
edificio. En los sectores más oscuros de la planta, del lado sur, un
lucernario longitudinal es el encargado de traer luz natural. En cambio,
la luz artificial se obtiene mediante lámparas que fueron diseñadas por los mismos arquitectos, dispuestas en las murallas.
Vista del comedor e iluminación natural. Cortesía de 1:100 ediciones.
La casa sobre el arroyo se complementa, además, con una construcción de baja altura, cubierta por bóvedas circulares de hormigón: La casa de huéspedes.
Delfina Gálvez apoyada sobre la Casa de Huéspedes, 1946. Cortesía de 1:100 ediciones.
CONCEPTO ESTRUCTURAL Y PROCESO CONSTRUCTIVO
El diseño estructural de la obra es una parte fundamental del proyecto, como lo da a entender el arquitecto:
“El
modo en que esta casa consigue el suelo libre es diferente al que
intentó Le Corbusier. Es totalmente distinto y me parece más avanzado,
porque es a través de una estructura tridimensional (...)En esta obra,
estructura, forma y calidad son una unidad. Está construida en hormigón
martelinado, no hay ni un gramo de hormigón que no trabaje. Su cálculo
tiene un sentido de unidad y si bien teóricamente, por falta de medios
no ha sido posible resolverla con ese criterio, en la práctica sí se ha
obtenido”. [5]
Uno de los elementos estructurales claves de la obra es el arco de hormigón de 18.3 metros de luz y casi 2.5 de altura.
Axonométrica que muestra los elementos que conforman la estructura
de la casa: Plataformas de piedra como fundaciones, sus soportes, la
lámina curva, la bandeja de la planta, los volúmenes centrales y la
cubierta. Cortesía de Martín Vaccarini
Este arco sólo cuenta con dos articulaciones en sus bases; Si
se aplica una carga sobre uno de los lados del arco, ésta contribuye con
la flexión del elemento total. Como consecuencia, la estructura
resultante es hiperestática, es decir, se mantiene en equilibrio pero es
imposible determinar mediante ecuaciones todas las fuerzas internas o
las reacciones de la estructura bajo carga. A esto se refiere Williams
en la cita anterior.
Sección de la casa, en que se puede apreciar el arco estructural y
la escalera de peldaños diferenciados. Cortesía de 1:100 Ediciones
Por lo tanto, luego de comprobar (en la medida de lo posible)
que la estructura funcionaría, era trascendental que fuese confeccionada
a la perfección para evitar todo margen de error que diese cabida a más
reacciones imprevistas. Además, la ejecución de esta pieza era difícil
ya que los apoyos verticales del encofrado debían ir sobre la superficie
inestable del arroyo.
Encofrado y el proceso de su construcción. Cortesía de 1:100 ediciones.
Una vez que se desencofró el arco pudo comprobarse que la estructura tenía
una diferencia de entre 5 y 10 centímetros respecto de lo
proyectado. La obra fue detenida momentáneamente para realizar los
informes técnicos necesarios, y estos concluyeron que las tensiones
sobre el arco resultante serían excesivas. Con el beneplácito de
Alberto, la estructura fue demolida, significando graves pérdidas de
tiempo y dinero que por un momento pusieron en duda la construcción del
proyecto. Sin embargo, el arco fue construido una vez más, ahora con
éxito, y la casa fue terminada en enero de 1946. VIDA DE LA OBRA
El impacto de la obra fue inmediato, y a diferentes niveles.
Alberto
Williams no sólo siguió componiendo música en su nueva casa (entre
ellas su Opus 131, “Rumores del parque” y la Suite para piano “En el
parque”) sino que también redactó una serie de memorias y reflexiones
editadas como “Pensamientos filosóficos”. Felizmente, la casa le gustaba
e inspiraba. [6]
Alberto Williams componiendo en su piano. Cortesía de 1:100 ediciones.
Una serie de publicaciones sobre la casa en diferentes
revistas de vanguardia inauguró lo que sería una época muy especial para
Amancio. Su maestro Le Corbusier, con quien había forjado una amistad a través de misivas, elogió su obra y lo invitó a exponer en París.
Un par de años después, en 1949, Williams se haría cargo de la
construcción de la única casa del maestro suizo en Sudamérica, la casa Curutchet. Williams se convertía en un arquitecto reconocido.
Vista exterior Casa Currutchet. Cortesía de Cstornini (Wikipedia CC)
En 1952 muere Alberto Williams, y dos años más tarde su esposa
Irma Paats. La casa sería vendida a Héctor José Lago, un empresario
ligado a medios de comunicación, quien, inesperadamente, la
transformaría en la central de operaciones de la radioemisora LU9,
utilizando el slogan “desde la casa del puente, un puente hasta su
casa”. A partir de entonces, la casa sería conocida popularmente como la
casa del puente. En una publicación de la radioemisora en el periódico
La Capital, se señala:
“Nuestros
estudios podrían haber sido una fría estructura de cemento y
transistores. Preferimos ubicarlos en una joya arquitectónica mundial,
rodeados de parque, casi al aire libre...” [7]
Lamentablemente, y después de seis años de funcionamiento de la radioemisora en la Casa del puente,
esta sería abandonada. Luego del golpe militar de 1976 la radio perdió
su licencia y fue cerrada por decreto en 1977. Tras la muerte de Lago,
la casa quedaría cerrada por 15 años, aunque cuidada por Carlos Alberto
Lacasse.
Casa vandalizada, tras décadas de abandono. Cortesía de 1:100 ediciones.
Pero en el año 2003 el mantenimiento de la casa fue
interrumpido, y Lacasse renuncio a su trabajo de cuidador. Abandonada a
su suerte, la casa atravesaría por un período de decadencia. La humedad
deterioraba los suelos, los muebles y artefactos fueron robados, y lo
que quedó fue destrozado, incluido el piano de Alberto. Con el fin de
detener la inminente ruina de la casa, la Facultad de Arquitectura,
Urbanismo y Diseño de Mar del Plata gestionó una Proclama por la
Recuperación de la Casa del Puente.
Estado de la edificación luego de incendio. Cortesía de 1:100 ediciones.
Aún así, esto no fue suficiente para proteger al edificio de uno de sus peores desastres: el incendio intencional ocurrido en septiembre del 2004,
que destruyó todo lo que quedaba de la casa, menos su estructura de
hormigón armado, que permaneció intacta. Finalmente, fue adquirida por
la Municipalidad de General Pueyrredon y abierta al público el viernes
11 de enero de 2013.
Vista exterior de la casa luego del incendio. Cortesía de 1:100 ediciones.
La arquitecta Graciela Di Lorio, quien militó durante años en
defensa del edificio, fue nombrada directora de la casa y hasta hoy
sigue liderando las gestiones para restaurar y reconstruir de forma
precisa el interior de la inmueble a su manera original.
Afortunadamente, los 700 planos originales con que cuenta el Archivo Williams,
y que incluyen planimetrías del mobiliario y los artefactos de
iluminación, podrían facilitar esta labor. Si bien hace muchos años el
arroyo está seco como producto de su entubación, “la idea es que corra otra vez el agua bajo el puente, como ocurría originalmente, aunque sea de manera artificial”, señala la directora en un artículo, en el que también el intendente de General Pueyrredón, Gustavo Pulti, asegura: “Por
tratarse de una parte grande de la historia de Mar del Plata, va a
estar abierta desde ahora, para que los guías puedan contarle su
historia al público y para que toda la comunidad viva como propia la
experiencia de la reconstrucción " [8]
Cita:Felipe de la Sotta. "Clásicos de arquitectura: Casa sobre el arroyo / Amancio Williams" 24 May 2014. ArchDaily Colombia. Accedido el 19 Mar 2015.
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Elaborado por Oscar Perez
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