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Leolo - Jean-Claude Lauzon


  1. Leolo


    Director : Jean-Claude Lauzon   / Guionista : Jean-Claude Lauzon

    Sinopsis tomada de:   http://www.arrakis.es/~maniacs/Leo1.htm

    “Porque sueño yo no estoy locoPorque sueño, yo no lo estoy. Porque sueño, sueño. Porque me abandono por las noches a mis sueños, antes de que me deje el día. Porque no amo. Porque me asusta amar, ya no sueño. Ya no sueño.”


    En 1995, la avioneta que Jean-Claude Lauzon pilotaba se estrelló contra una montaña. Decir que sólo murieron él y su novia, después de pasar un día de pesca, es algo no del todo exacto.
    En ese accidente murió Lauzon y, en cierto modo, también parte del mundo que los que hemos visto "Leolo" compartíamos con él. Murió un director que, con algo más de tiempo, habría conseguido desarrollar una forma de contar historias que habría servido, sin duda, para hacer frente a esta época de simpleza y estupidez en el cine.
    En esa carrera truncada habrían sobrepasado a gente tan admirada como Lars Von Trier, por poner un ejemplo de alguien capaz de haber creado un estilo propio (con todas las limitaciones y campañas de marketing que el "Dogma" lleva consigo). Jean-Claude Lauzon rodó "Leolo" y el Destino debió pensar lo que Leonardo da Vinci le dijo a Miguel Angel después de ver su Rafael :
    -Después de esto, sólo te espera el declive


    Y el Destino no tuvo ningún reparo en servirse de esa avioneta para cortar la carrera de Lauzon y dejarnos a todos los que consideramos "Leolo" una obra maestra esperando una continuación que jamás llegará.
    Este año se cumplen diez años del estreno de "Leolo" y cinco de la muerte de Lauzon. Acostumbrado a hacer críticas de los últimos estrenos, se me hace un tanto extraño enfrentarme a "Leolo". En estos diez años, y tras verla muchas veces, la impresión que me sigue dejando es la imposibilidad de abarcarla con unas frases. Hay películas que quedan retratadas con una mera frase, que las fija en la Historia como la aguja a la mariposa a su caja, y otras que se resisten.
    "Leolo" no deja de resistirse. Podría empezarse diciendo que es una película intensa en la que no hay tiempos muertos. Hay en su estructura una tensión continua que parece reflejar cierta urgencia por parte de Jean-Claude Lauzon. Frente a la gran cantidad de directores que hacen una película pensando que si no sale bien, vendrá una segunda oportunidad, Jean Claude parecía dirigir como si todos los recursos que se le ofrecían no fueran a volver a estar a su disposición nunca más. El ahora o nunca.
    ¿Y quién no acudiría con interés a ver una película rodada bajo esa premisa? ¿Se permitiría alguien con esa predisposición elegir una historia cualquiera? ¿Crearía unos personajes simples, sin peso? ¿Escribiría para ellos diálogos estúpidos? ¿Rodaría en escenarios que fueran planos? ¿Elegiría una música ambiental para acompañar a su historia?

    Todo en "Leolo" está impregnado de una densidad que no permite que el espectador se despiste en ningún momento. Una densidad que nace del núcleo de la historia, tan simple de explicar como inexacto : la lucha de un niño por sobreponerse a su realidad a través de la escritura. Pocas películas llegarán a expresar mejor lo que significa escribir que "Leolo". Jean-Claude Lauzon no se coloca en el bando de los teóricos, de los que se preguntan si escribir tiene mucho sentido después de gente como Conrad. Jean-Claude Lauzon está en el otro lado , en el de los que presentan la escritura como única salida. Toda la película es una explicación del hecho de escribir , desde la inspiración y sus dudas hasta el vacío y la falta de lectores, que va a superar todo lo que se pueda decir sobre ella. Precisamente porque el interés de Lauzon no era disertar, sino mostrar.
    El pequeño Leolo es un protagonista que se nos descubre, desde el principio, a través de una voz en off que va narrando parte de lo que vemos. Nada en "Leolo" es superfluo y, menos aún, esa voz en off que marca una distancia con lo que se nos presenta. Darle significado a esa voz en off es uno de los grandes juegos que Lauzon le plantea al espectador. Dependiendo de la respuesta que se le dé, la película tendrá valor o no. Se quedará como anécdota o como gran metáfora. ¿Quién nos habla? ¿Por qué nos cuenta esta historia justo en este momento? ¿Qué le está pasando al narrador para volver a esa historia que arranca en Montreal con ese niño disparándole a todo con un rifle de juguete?
    El juego de Lauzon no se limita a esa voz en off. La estructura lineal se mantiene lo justo para que el espectador pueda seguir la historia, pero lo interesante es seguir al director cuando se pega a un personaje y lo sigue. Entonces puede romperse la relación entre ellos, aumentar los años que les separan, cambiarles el cuerpo o deformar su entorno.
    No hay tiempo que perder y en la historia todo lo que aparece tiene un significado, esa intensidad de la que se ha hablado que en un momento mantiene la música (Tom Waits con "Cold,cold ground" y "Temptations" o Lorena McKennitt con "The Lady of Shalott") , en otro el paisaje, en otro la voz en off, en otro el abrazo que la madre le da al hijo retrasado.
    "Mi madre, que navegaba como un gran barco en el mar de la locura"
    Todo el ejercicio de Lauzon se dirige directamente al estómago. Se salta el ordenado mundo de las interpretaciones para llegar con más fuerza a donde quiere. Se ha dicho que no está en el bando de los filósofos o los teóricos. Sabe que las impresiones tienen su duración y no es, precisamente, el humorista que pretende llenar las dos horas de su actuación con cinco chistes largos. Lauzon tiene los deberes bien hechos. Ha trabajado mucho y bien y sabe cómo suceder las escenas para que ese continuo ataque al hígado no baje de intensidad.
    Se mezcla el humor con lo escatológico, la desesperación con los sueños. No hay una línea clara que permita clasificar a la película dentro de un género. El que quiera reírse tendrá sus momentos para reírse. El que vaya a llorar tendrá, Lauzon lo garantiza, su momento para llorar como pocas veces lo hará en el cine ("llorarlo todo, pero llorarlo bien", como decía el protagonista de "El lado oscuro del corazón").
    ¿Y por qué esa intensidad? ¿Por qué ese cierto desorden en lo que se nos cuenta? El ejercicio de Lauzon es muy simple : acercarnos lo más posible al punto de vista de Leolo. Convertirnos, hasta donde sea posible, en Leolo. Lauzon utiliza toda su capacidad, todo lo que tiene a mano, para romper la distancia que hay entre la butaca y la pantalla y meternos en la historia. No como meros observadores, sino como protagonistas.
    Y su gran talento lo consigue. El mundo se presenta de tal forma que sólo cabe reaccionar ante él. Nada de teorías. Desde el arranque comienza la película a golpear para derribar todas las posibles barreras que el espectador pueda crear. Nada de momentos de tregua, de guiños fáciles, de caminos trillados. Lauzon quita todas las señales e impide cualquier forma de orientación. Todos está creado para que no veas a Leolo, sino para que seas parte de él.
    Y cuando por fin se produce esa unión, se es capaz de entender la necesidad que tiene Leolo de escribir. Se comprende esa pasión por Italia, se corre con él por esos campos verdes, se respira el mismo aire que Leolo respira cuando gracias a su esfuerzo es capaz de verse en el teatro de Taormina, se comparte su amor por Bianca.
    "Italia es demasiado bonita como para dejársela a los italianos"
    Entendemos el amor por su madre, la necesidad de encontrar esa luz tras la puerta del armario, la relación con su hermano, el miedo a la locura que rodea a su familia...
    La película avanza hasta presentar uno de los finales más demoledores del cine. ¿Iba Lauzon a permitir que su historia terminara de una forma plana? Como todos los buenos finales, este es definitivo para la historia pero abierto para la interpretación. ¿Qué significa ese Leolo en la bañera, cubierto de cubos de hielo? Ahí es donde el espectador tiene que empezar a trabajar su propia interpretación.
    Hace diez años de Leolo, hace cinco de la muerte de Lauzon. Haber visto Leolo supone conocer hasta dónde puede llegar una película en intensidad. Después es difícil aceptar como fresco mucho del pescado muerto que no deja de presentarse en el cine. Meros ejercicios de principiantes o trabajos correctos pero fríos. Anécdotas ocurrentes o historias trilladas. Parece que se ha bajado el nivel y que el espectador medio lo acepta pensando que tampoco se puede ir mucho más lejos.
    Cuando esa sensación esté a punto de imponerse, cuando vayamos a aceptar una película no porque sea buena, sino porque sus fallos no son demasiado evidentes, hay que regresar a películas como Leolo. Una película que no existe en DVD y de la que tampoco se ha editado su gran banda sonora, como si se quisiera que su influencia no fuera muy grande.
    Poco importa. Esta película que se merece un diez. Sin duda. Una referencia a la que acudir una y otra vez. Una película que siempre dejará corto cualquier análisis. Una película que hay que ver.

    SoundTrack


    01. Alleluia - Marie Keyrouz
    02. Spem in Alium - The Tallis Scholars
    03. L'Orange - Gilbert Becaud
    04. Gloria (Misa Criolla) - Ariel Ramírez y Los Fronterizos
    05. The Lady of Shallott - Loreena McKennit
    06. Sabhuya - Bangal
    07. Tejbeit - Ethiopian Musicians
    08. Prelude in Tchahargah - Mahmoud Tabrizi Zadeh
    09. Call to a Prayer - Baaba Maal
    10. You Can't Always Get What You Want - The Rolling Stones
    11. Cold Cold Ground - Tom Waits
    12. Temptation - Tom Waits
    13. Shamas-ud-doha, badar-ud-duja - Nusrat Fateh ali Khan
    14. Song of Complaint - Atranik Askarian & Khatchadow Khatchaturian
    15. Chanson de Bianca - Giuditta del Vecchio



    Youtube Lista http://www.youtube.com/playlist?list=PLD7BA8F4380AD0617
    1. Frases de la pelicula




      Tomado de http://unapizcadecmha.blogspot.com/2012/10/leolo-jean-claude-lauzon-1992.html










      “Porque sueño yo no estoy loco
      Porque sueño, yo no lo estoy.
      Porque sueño, sueño.
      Porque me abandono por las noches a mis sueños, antes de que me deje el día.
      Porque no amo.
      Porque me asusta amar, ya no sueño.
      Ya no sueño.”


      "El domador de versos se pasaba las noches hurgando en todas las basuras del mundo. El domador cree que las imágenes y las palabras deben mezclarse en las cenizas de los versos para renacer en la imaginación de los hombres. “Hay que soñar, Léolo… Hay que soñar.”




      “A ti, la dama. La audaz melancolía, que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio. Tú que atormentas mis noches, cuando no sé qué camino de mi vida tomar. Te he pagado 100 veces mi deuda. De las brasas del ensueño, sólo me quedan las cenizas de una sombra de la mentira que tú misma me habías obligado a oír, y la blanca plenitud no era como el viejo interludio. Y sí una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí. Y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad.

      ...E iré a descansar, con la cabeza entre dos palabras, en el valle de los avasallados.”


      "Era el único libro que había en casa. Nunca me pregunté como había ido a parar ahí. Era gordo, las palabras se amontonaban unas sobre otras y exigían mucho esfuerzo de concentración para desvelar su secreto. En casa nunca había visto a nadie leer o escribir. La tele, los carteles publicitarios, invadían mi mente. Al principio sólo leía las frases subrayadas sin entender demasiado. Recuerdo haber querido dejarlo porque no tenía ilustraciones."

      "El miedo le dio desde aquel día, una razón de ser. Así nunca más Fernand tendrá miedo de nadie. Y cuando mi hermano sea una montaña, tampoco tendré miedo. Y podré ir por todas las callejuelas de la Tierra, o decir a todos los mierdas de este mundo lo que pienso de ellos. Ay de aquéllos que no inclinen la cabeza a nuestro paso. Hasta los árabes y los judíos tendrán miedo de mí, de lo alto que estaré sobre los hombros de mi hermano."

      "Yo quería a Fernand por la ternura de su ignorancia"

      "Mi padre era un hombre como tantos otros. Un perro que mordía su vida perra. Surcado por unas arrugas que nada decían de su cara salvo para gritar la edad que las había cavado. Tenía una expresión como de hola y adiós, como de un eterno y sencillo mediodía, mermado por un puñado de tiempo. Su frente se extendía hasta el día siguiente de su barbilla donde el cuello se aferraba desesperadamente a unos hombros ventrudos."

      "Dicen que es mi padre, pero yo no soy su hijo, porque este hombre esta loco y yo no."

      "Mi madre nos regaló una bonita rosa de plástico. Teóricamente para alegrar nuestra habitación, por eso de que la flor es una imagen o más bien, una idea de la naturaleza. Su rojo escarlata estaba asfixiado por el polvo que cada vez loa iba matando más. Si al menos alguien de la familia pudiera darse cuenta de que esta flor carece de naturalidad. Con su etiquetita dorada “made in Hong Kong” pegada bajo un pétalo. Bastaría con un pequeño gesto sin esfuerzo para despegar esa etiqueta y empezar a creer en esa ilusión. Pero me niego a tocarla. No quiero hacerme un lugar en este cementerio de cuerpos vivientes. Pero resulta que mis dedos del pie me recuerdan que estoy aquí. Salen de un agujerito en el extremo de mi manta. Cada día, sin que yo mismo me dé cuenta, consigo asomar un dedo más que el día anterior. Mañana asomaré mi pie entero. Y mi pierna. Y pronto será mi cuerpo. Siento que debo abandonar esta vida antes de estrangularme con este agujero."




      "Mi abuelo, sin ser un hombre malo, ya había intentado matarme. Recuerdo que no me asusté, y que soñé con la hermosura del tesoro. A lo mejor era porque ya estaba muerto."


      "¿Cuándo vas a bajar de las nubes? deberías hacer los deberes en vez de escribir tonterías"

      "Me despierto muy temprano. Mi vuelta del campo de los sueños es brutal al entrar en el país de lo cotidiano."

      "- Buenos días, ¿Quién quiere hablar el primero hoy?. ¿Por qué no tú, Leo?

      - Porque yo me llamo Léolo Losone. Además, no se habla con los desconocidos."

      "En ese momento, sólo podía pensar en una maravillosa escena de película. Y como siempre, me contemplaba a mí mismo jugando a la vida."

      "Un vendedor ambulante gritaba en el vacío. Todavía queda sangre esta mañana para emborronar 100 páginas. Todavía hay gente que las compra para satisfacer su rabia."


      "John y Mary eran nuestros guías de la lengua inglesa. Los modelos de la perfecta conveniencia. En la escuela, me parecía que yo era el único inquieto. El único en angustiarse por el hecho de que faltasen detalles en el cuerpo de John t Tintín. A los 12 años, sabía que “nose” quería decir nariz en inglés y el Congo, una antigua colonia belga de África ecuatorial. Pero nadie hablaba de esa cola que se hinchaba entre mis piernas. Estaba ausente en la tabla de los órganos de John. No sabía ni el nombre inglés ni el francés de esa cosa. Durante mucho tiempo, creí que los ingleses no tenían…"


      "Se acerca la primavera. Los pájaros no paran de berrear que están hartos del invierno. Fernán los acompaña con sus ronquidos grasos y mucosos. Siento arcadas cada vez que respira. Su camiseta es el único escudo de su pudor. Descansa tan consciente como de costumbre. 100 kilos de músculos. Un magnífico bebé demasiado grande."


      "Siento que debo abandonar esta vida antes que estrangularme con este agujero"

Elaborado por Oscar Perez

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