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El Jaime Garzón que recuerdo


Por andresospina el 6 de Agosto 2009 3:48 PM

jaime01.jpg
Me temo que en el futuro la liviana y farandulera memoria colectiva nacional terminará por referirse a Jaime Garzón, no como esa voz y esa figura crítica, cómica y aguda, silenciada a balazos por quién sabe quién. Ni por sus brillantes y oportunas estocadas a la falsa estructura democrática del país.
Y que por el contrario empiece a hablar de él porque en vida fue la envidia de una buena parte de la población masculina colombiana.
Ello debido a que en su extenso palmarés de conquistas, con todo y prótesis dental, se encuentra una célebre y codiciada nómina engalanada por algunas de las más codiciadas semidiosas del imaginario popular, como Margarita Rosa de Francisco, Juanita Acosta, Flora Martínez y otras más, no comprobadas ni confesas.
Luego habrán de preguntarse alguna intrascendencia anecdótica del tipo 'qué colonia usaría', o algo parecido. Pero al fin de cuentas hablarán. Y eso es importante.
Porque la de Garzón (no he de decirle Jaime, dado que no fui su conocido íntimo) es (en tiempo presente) una sensible ausencia, en vista de las condiciones actuales, hoy particularmente lamentables.
Hasta tanto las cosas sigan iguales (y tiendo a creer que así habrán de continuar) yo he decidido pensar en él como una víctima más, escondida tras el velo cómplice de una larga y familiar impunidad. Y en eso estoy con las mayorías. Porque su nombre, al lado del de varios miles de colombianos, se sumó desde hace tiempo a la lista corregida y aumentada de crímenes urdidos y ejecutados por manos misteriosas y ya transformados en enigma.
En unos días se conmemorará (¡digo yo; se lamentará!) una década completa desde el siniestro. Y yo no puedo dejar de sufrirlo. Sobre todo cuando veo circular vía YouTube el famosísimo video de él personificando a Godofredo Cínico Caspa y vaticinando la desgracia que habría de ser la gestión de Uribe como gobernador de Antioquia. Según entiendo el libreto fue escrito por Antonio Morales. Entonces mi mente dibuja dos grandes signos de interrogación encerrando una decena de puntos suspensivos.

¿Qué habría sido?
Lo primero que me pregunto es el porqué de la poca influencia de Morales en Claudia Gurisatti, quien según tengo entendido, también de oídas, fue su novia, y quien a mi modo de ver es el gobiernismo y la derecha encarnados en mujer. Luego me surge esa especulativa pregunta propia de desocupados y nada original... ¿Qué estaría diciendo Jaime Garzón si estuviera aquí entre nosotros?
El solo imaginármelo me cuesta tanto como el ejercicio de suponer a un Jorge Eliécer Gaitán metido en el batiboleo del Frente Nacional. O a Laureano Gómez observando el desfile LGBT desde el palco presidencial. O a los censores de Galileo Galilei dándose una vuelta por los corredores de la Nasa.
En 1999, en el umbral de un nuevo siglo sin mucho de novedad, comenzaba a tejerse el entramado de ese país en el que hoy vivimos, y que de alguna forma, no es sino la continuación equivocada de lo que ya hace mucho había arrancado.
El influjo de Álvaro Uribe Vélez era regional. Horacio Serpa se perfilaba como el más opcionado entre los candidatos al premio mayor. Simón Gaviria debía ser menor de edad. La baja lamentable en la calidad de la programación televisiva atribuible entre otras cosas al mediocre binomio RCN y Caracol aún no imperaba.
A Jaime Garzón lo vi por primera vez en un magazín cuyo formato e inteligencia aguda resaltaba en medio de una televisión carente de inventiva. Su presentación en 'zoociedad' fue junto a Elvia Lucía Dávila, a quien, por alguna razón que todavía no entiendo, nadie acostumbra referirse al rastrear sus orígenes.El programa era una idea inteligente en la que participaron, entre muchos otros, Rafael Chaparro y los recién despedidos de El Espectador, Hermanos Wagner (el ladrón y el músico).
Con su presencia inquietante de buen infiltrado, Garzón resaltaba como un crítico excepcional del entonces esperanzador clima aperturista y constituyente en aquella República Neoliberal que a la postre terminó por convertirse en el desastre que hoy sigue siendo.
jaime02.jpgNota biógráfica
Creo que fue alcalde de Sumapaz, en donde nació y creció. La leyenda wikipedista, y por tanto no autorizada, lo rastrea como parte de las células urbanas del Eln a principios de los 80.
También lo recuerdo porque por una sola vez en nuestras vidas compartimos una tarde, en 1992, cuando yo cursaba mi primer Décimo Grado en un colegio de Guaymaral llamado Gimnasio Los Robles cuyo lema defendía la no existencia de "niños problema sino de ambientes problema".
Era un domingo de bazar, y Garzón había llegado hasta ahí, tal vez atraído por Ana María Dávila, una de mis compañeras de clase.
Aunque supongo de seguir con vida él no lo recordaría, ese día ambos desfilamos, por idea de él, como un par de osados payasos por el ruedo de alguna becerrada escolar, a un ritmo lento y exhibicionista. Era carismático y muy galante con las damas. Alguien debe tener por ahí una fotografía en papel de nosotros, paseándonos por la arena en la que los valientes provocaban al pobre novillo de casta.,
Desde que supe de su asesinato he tratado de recuperarla. Al morir cada una de las cosas que han sido habitadas y tocadas por el difunto elevan su grado de respetabilidad y adquieren un valor único, como si a través de ellas sus creadores o protagonistas se mantuvieran un poco menos muertos .
Nos bebimos una botella de aguardiente y un litro de Naranja Postobón. De las muchas cosas que me dijo aquella vez recuerdo dos. La primera fue una advertencia graciosa y  a la vez mezquina de consumir todo el aguardiente entre los dos,y de resguardarnos de las jaurías de 'gotereros'. La otra es que en su afán por convertirnos en machos la sociedad se complacía en castrar la ternura natural de los varones. Intercambiamos teléfonos, pero nunca nos llamamos.
 jaime03.jpgHoy..
Hoy, porque lo admiré y aún hoy lo admiro, puedo decir que en ocasiones lo encontré un tanto exhibicionista y sobreactuado, y que sus acotaciones políticas en los Locos Videos junto a Carolina Gómez y a Jaime Sánchez Cristo a veces me parecieron forzadas. Y que cometí la indolente falta de hartarme por la sobreabundancia de lamentos y tributos que su fallecimiento dejó tras de sí. 
Pero ahora, cuando no ha habido quién lo reemplace, incluso esas cosas que un día interpreté como defectos me saben a virtudes. Tan hábil como cualquier hombre político puede ser, Jaime Garzón entendió a tiempo que en ocasiones es mucho más fácil protestar estando junto a los poderosos que lejos de ellos. Y que se hay una diferencia apreciable entre estar 'al lado de alguien' y 'estar de su lado'. Ese rasgo bufo y habilidoso es otra de las cosas que lo hicieron singular.
Antes de vincularse a Quac, el Noticero, junto al genial Diego León Hoyos, cuyo rol en el programa me sigue pareciendo subestimado, estuvo haciendo intentonas de elaborar una especie de 'one man show' bajo el título tentativo de 'Más Garzón que nunca'. Si bien el arranque del informativo-parodia fue un poco decepcionante, el espacio fue tomando cuerpo hasta constituirse en todo un emblema nacional.
Su evidente similitud física con el periodista William Parra fue objeto de estudio por parte de algunos genetistas asombrados. Y él también fue víctima del silencio. Sus virtudes imitativas y repentistas hicieron historia.
Muchos le envidiaron sus altos honorarios como humorista de planta de CM& en su célebre caracterización del 'embolador' Heriberto de la Calle, figura a su vez aprovechada por esa caricatura humana que fue Luis Eduardo Díaz. Como todo héroe, su desaparición fue bien aprovechada por los mercaderes de la nostalgia.
Por cortesía póstuma la Orquesta María Canela de César Mora, animadora del entonces exitoso Yo, José Gabriel, se hizo a un éxito comercial de proporciones considerables con el 'Quiero morirme de manera singular', interpretado a título espontáneo por él en una de sus últimas apariciones televisivas. Su grandeza dio para tanto que una selección con lo mejor de sus apariciones estuvo entre los más vendidos hará unos tres años. Lo que demuestra que la necrofilia sigue siendo un buen negocio.
Antes de morir lucía un tanto mayor de lo que era. No tenía 40. Y hoy tendría 49. Jugar con los números es obvio, pero diciente.
Desde hace poco seis colombianos como, a quienes él no conoció. Que, como la mayoría de nosotros, aprendieron a admirarlo de lejos (tal vez la menos riesgosa forma de admirar a alguien sin decepcionarse) han decidido ejercer su propia cruzada para combatir el olvido mediante un homenaje con el que se espera congregar a cientos de miles de entusiastas el próximo 13 de agosto. Hacen bien.
En esa fecha justo cuando habrá de cumplirse una década del homicidio intentarán llenar la Plaza de Bolívar con paraguas de colores, música y videos.
Puesto que en nuestro país la memoria sigue pareciéndonos un gasto suntuario, hoy se hará una fiesta para obtener recursos. Quiera Dios que sea un éxito. Por lo pronto esta noche pensaremos en él. Algunos lo llorarán. Aún algunos, en secreto, se van a reír. Y algo me dice que a él le habría gustado.
O bien pueden escribir al  buzón de correo jaimesivive@gmail.com
Aquí... el audiovisual que promociona el evento.


Elaborado por Oscar Perez

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